
La preocupación es máxima en los mercados ante los distintos frentes que se han acumulado en las últimas semanas. Sin duda, un temor sobrevuela por encima de los demás a uno y otro lado del Atlántico y se llama recesión global, que tuvo en la semana pasada su primer aviso serio con el dato de crecimiento económico del segundo trimestre en Alemania, que se contrajo en una décima con respecto al año pasado.
Sin duda, uno de los mayores focos de tensión que están presionando a la baja todas las estimaciones de PIB y acercando así la temida recesión es el recrudecimiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, sobre todo a tenor del último paquete arancelario anunciado por Trump el jueves 1 de agosto y que, aunque la semana siguiente fuese retrasado 3 meses -en parte-, no deja de suponer un nuevo escollo a una negociación que ya se está alargando más de año y medio. Y esto, sin olvidar otros problemas como el Brexit, la nueva crisis argentina o la incertidumbre política latente en Italia y España.
Los temores de los inversores se han reflejado de distintas maneras: por una parte, con una corrección bursátil (caídas entre el 2 y el 5 % en el mes), con compras en renta fija que han llevado a la deuda soberana de la mayoría de países desarrollados a mínimos históricos y a la curva de rentabilidades en Estados Unidos a invertirse; y a la entrada de capital en activos refugio como el oro, que cotiza en máximos no vistos desde 2013.
Así, el mercado necesita más herramientas para ir midiendo si estamos ante un golpe en el dedo, un esguince de tobillo o la fatídica tríada. Ahí es donde entran las estimaciones de beneficio que los expertos arrojan. Casi tres semanas después del anuncio de Trump, las previsiones de los expertos se han recortado en torno a medio punto en Europa para los ejercicios 2020 y 2021 y se han quedado prácticamente planas en Estados Unidos.
Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank, piensa que "el mercado tiene ya prácticamente descontado un escenario adverso y es consciente de que estamos en la parte final del ciclo y de lo complicado que es la firma de un acuerdo comercial definitivo, al menos, en el corto plazo". "Es cierto que es Europa y, dentro de Europa, Alemania, a la que más le va a afectar la guerra comercial, ya que es el país más exportador y el pilar fundamental del Viejo Continente", explica Carlos Mendoza, analista de Altair Finance Asset Management. En todos los mercados han caído las estimaciones pero es el Dax el que sale peor parado de todos ellos.

Recorte en la primera mitad
Si bien es cierto que mirando las últimas tres semanas todavía no ha saltado ninguna alarma que avise de que el clima empresarial se esté viendo muy perjudicado, la verdad es que las expectativas de ganancias ya habían caído considerablemente durante la primera mitad del año. En este sentido, ya se habían recortado más de un 5% en Europa para ambos periodos y casi un 3% para el año que viene en EEUU.
Aunque es cierto que la última temporada de resultados, la del segundo trimestre, ha cumplido con los mínimos exigidos, "los profit warnings se han elevado a máximos no vistos, al menos, desde 2017", explican desde Barclays. "Los anuncios previos en Estados Unidos fueron los más negativos en los últimos tres años de cara a la temporada de resultados, con lo que las estimaciones se redujeron considerablemente, bajando también el listón para las sorpresas positivas", añaden. "Hubo un sentimiento generalizado de cautela de cara al resto del año, y eso no ha pasado desapercibido por las casas de análisis", añaden desde Self Bank.
El de los recursos básicos es el sector que más ha caído en Europa desde el 1 de agosto
Hay que tener en cuenta que todos los años las estimaciones comienzan siendo muy optimistas para luego ir reduciéndose a lo largo del ejercicio. "Si bien es cierto que en el caso de Alemania los últimos resultados fueron preocupantes ya que sólo el 41% de sus empresas lograron superar las estimaciones de ventas", advierte Carlos Mendoza.
Según los economistas del banco británico, el PIB mundial crecerá este año un 3,3%, sólo tres décimas por encima del 3% que ellos creen que necesita la bolsa mundial para que los beneficios crezcan. Pero la caída continua de los indicadores de actividad hace presagiar "que hay más recorrido para las caídas de los beneficios, sobre todo en los sectores cíclicos", concluyen.
Precisamente estos sectores han sido los más castigados también por analistas e inversores. La industria de los recursos básicos se ha desplomado en bolsa más de un 13% en agosto, siendo la minería y el acero los más perjudicados. Asimismo, el sectorial automovilístico europeo se ha dejado un 9% y el petrolero más de un 8,5%. De hecho, este conjunto de empresas presentaron unas ganancias un 11 % inferiores con respecto al segundo trimestre del año pasado.
Por contra, sólo se han salvado tres sectores puramente defensivos como es el de la salud, las utilities y el consumo básico, que son los únicos que han aguantado el tono positivo desde que comenzó el mes.
Las bolsas aguantan el tirón
Pese a los excesivos mensajes catastrofistas que se extienden por el mercado, las bolsas no han reflejado que nos encontremos aún ante un escenario de pánico, ni mucho menos. De hecho, desde el anuncio de Trump, Wall Street se deja algo más de dos puntos y Europa entre 3 y 4. Para López-Gálvez, de Self Bank "no debemos asociar una recesión con una caída en picado de las bolsas y en absoluto sería comparable a las producidas en la crisis de 2008". "El cuadro macro, la mayor solvencia de los bancos y la ausencia de signos claros de una burbuja nos hacen ser moderadamente optimistas", añade el experto, que asegura que la recesión será más leve que la provocada por la caída de Lehman.