
Una de las convicciones más claras que circulan en los mercados es que el oro es un buen refugio, un activo que siempre se tiene que tener en mente como elemento de protección para las carteras cuando las aguas están revueltas. En un año que está resultando mucho más convulso de lo que esperaban los expertos, por la intensificación del conflicto comercial entre China y Estados Unidos, y el frenazo en el crecimiento económico que se está produciendo, el metal precioso está revalidando su condición de activo refugio, subiendo un 18 %, su año más alcista desde 2010, cuando se fraguaba la crisis de deuda en la eurozona.
Las subidas han hecho que el precio del metal haya superado en la primera mitad de agosto los 1.500 dólares por onza, un nivel que no batía desde hace 6 años, en 2013. Esto, sin embargo, no ha espantado a los inversores, que durante la primera semana de agosto incrementaron sus posiciones especulativas que apuestan por una subida del metal hasta máximos no vistos desde julio 2016, según los datos de la Comisión de Comercio sobre materias primas de Estados Unidos.
Se esperan más subidas
No es este el único indicador que apunta a que el mercado es positivo con el metal, a pesar del fuerte avance que acumula en el año. La última encuesta a gestores de Bank of America Merril Lynch, elaborada entre el 2 y el 8 de agosto, refleja cómo los gestores han reducido ligeramente su apetito por el oro respecto a la semana anterior, por la fuerte revalorización que ha vivido, pero siguen considerando que está infravalorado -esta ha sido la opinión de los gestores en todo momento desde que empezó 2017-.
Algunas casas de análisis han reafirmado sus buenas perspectivas para el metal durante las últimas semanas. Goldman Sachs, por ejemplo, ha incrementado sus estimaciones para el oro de cara a los próximos 3, 6 y 12 meses, hasta los 1.575 dólares la onza en el primer caso, y 1.600 dólares a 6 y 12 meses, que supone un aumento del 8,6% para el primer año y del 8,5% para los dos siguientes.
Otro banco estadounidense, Citi, ha hecho una revisión similar, y ahora apunta a los 1.525 dólares para los próximos 3 meses, y a los 1.600 dólares para los siguientes 6 a 12 meses.
Los bonos no le hacen sombra
Las razones que esgrimen los expertos para fundamentar sus previsiones alcistas para el metal son varias. Una de ellas, quizá la más importante, es que el contexto económico es ahora su aliado, algo que explican desde la gestora Janus Henderson. "En términos históricos, el oro ha generado unas sólidas rentabilidades positivas en dinámicas de mercado de finales de ciclo, tal y como queda reflejado en las recientes rentabilidades obtenidas en un contexto de marcada ralentización de la expansión económica", explica la gestora.
Además, considera un apoyo para las subidas del oro el hecho de que otros clásicos refugios, como son los bonos, podrían no ser ahora tan seguros. "La pregunta que debe hacer frente el inversor es cómo cubrir su cartera frente a una caída de los activos de riesgo", señala la gestora, y destaca cómo "el papel de la deuda pública es cada vez menos claro, ante los riesgos asimétricos que presentan, como demuestran los rendimientos negativos de los bonos alemanes de hasta 30 años", explican.
La ralentización del crecimiento económico no es la única causa que defiende las subidas del metal. Los bancos centrales están acelerando sus compras de oro, por lo que el metal puede tener otro apoyo por esta vía en los próximos meses. "Después de un año histórico en compras de bonos por parte de los bancos centrales, que adquirieron en 2018 unas 651 toneladas del metal, los datos muestran cómo durante la primera mitad de 2019 se han comprado 374 toneladas, las compras más fuertes en una primera mitad de año en toda la década", explican desde Citi.
"Las recientes compras de los bancos centrales también dan apoyo, a medida que Rusia y China adoptan una política que consiste en disponer de menos dólares y de más oro", confirma Janus Henderson. Goldman Sachs también destaca la importancia de los bancos centrales, y apunta a "compras en 2019 de 750 toneladas, frente a las 650 del año pasado".
También, las adquisiciones de oro por parte de los ETFs apoyan las subidas: "Aumentamos nuestra previsión de demanda por parte de los ETF de 300 a 600 toneladas para 2019", explica Goldman, mientras que Citi señala cómo "teniendo en cuenta [entre otras cosas] el interés que están mostrando los ETFs sobre oro físico en Europa, creemos que hay muchas probabilidades de que los alcistas añadan más posiciones largas en oro en la segunda mitad del año".