
Los españoles nos jugamos el futuro en las elecciones del domingo. En el entorno del presidente se respira un completo optimismo y se espera un resultado muy favorable, que nadie esperaba hace tan solo unos meses. La victoria de Sánchez consolidaría a su gurú electoral y jefe de gabinete, Iván Redondo, frente al secretario general del PSOE, José Luis Ábalos. Ambos son considerados los hombres de confianza del presidente y sus asesores electorales.
Sin embargo, los diez meses de Gobierno han abierto una brecha por la disparidad de criterios entre ambos. De carácter más templado, Ábalos era partidario de suspender el consejo de ministros celebrado en Barcelona ante las ofensas del bando independentista, al contrario que Redondo, quien logró que se mantuviese.
Los dos volvieron a chocar por el decreto de los alquileres. Una concesión que Sánchez hizo a Pablo Iglesias en sus reuniones en Moncloa para los Presupuestos sin pensar en sus consecuencias. Iglesias lo convenció de que sería la manera de contener los precios, cuando su efecto es el contrario.
Redondo convenció a Sánchez de que el 28-A era el día idóneo para aprovechar la foto de Colón
Ábalos logró cambiarlo, porque se dio cuenta de que poner límite al alquiler es una práctica que nos retrotrae a una economía intervenida y pararía la inversión inmobiliaria, además de que causaría una subida de los alquileres, como consecuencia de la restricción de la oferta. El ministro de Fomento se vio obligado a endurecer de nuevo el decreto-ley de alquileres por orden de Moncloa.
Las diferencias sobre la fecha para la convocatoria de elecciones se mantuvieron hasta su convocatoria. Redondo convenció a Sánchez de que el 28-A era el idóneo para aprovechar la foto de Colón, con las tres derechas divididas, frente a una ley electoral que favorece la concentración del voto y dejaba fuera de juego al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, el único que hasta hace poco robaba apoyos al PSOE por el centro izquierda.
En paralelo, el programa económico adoptó una falsa moderación. Se eliminó toda referencia a la subida de impuestos a las clases medias, como el diésel, el más lesivo de todos, con el que se espera recaudar más de 2.000 millones anuales para arreglar el insuficiente ajuste del déficit.
Que nadie se llame a engaño, la victoria socialista reactivará inmediatamente el Presupuesto, en el que junto al impuesto al diésel, están la tasa Google, el de transacciones financieras o el alza del IRPF para rentas superiores a 140.000 euros anuales.
Además, las ministras de Hacienda y de Trabajo, María Jesús Montero y Magdalena Valerio, quieren suprimir el pago por módulos a más de tres millones de autónomos para mejorar la recaudación, lo que se traducirá en una subida de la fiscalidad para este colectivo.
Sánchez, en los dos debates televisados, hizo énfasis en la ampliación de las prestaciones de paro y de baja por enfermedad para los autónomos, sin mencionar el alza impositiva que sufrirán.
Los perjudicados serán los trabajadores, que acabarán engrosando las filas de desempleo
La ministra Valerio reconoció esta semana, en una entrevista en elEconomista, que "se eliminarán los aspectos más lesivos de la reforma laboral". Un conjunto de medidas que incluyen la vuelta a los convenios colectivos o a la ultraactividad, la renovación automática de éstos cuando no haya acuerdo con la patronal.
Un duro golpe para millones de empresas pequeñas o medianas, a las que la ley permitía hasta ahora descolgarse de los convenios, cuando atraviesen por dificultades. Una circunstancia que puede ser útil en los próximos meses, en el que se prevé una caída de la actividad. Los perjudicados serán los trabajadores, que acabarán engrosando las filas de desempleo cuando sus empresas no puedan hacer frente a los convenios colectivos. Otro de los aspectos que omite el programa electoral.
Los efectos nocivos que acarrearía la modificación de la reforma laboral están recogidos en las advertencias de la mayoría de los organismos internacionales sobre la marcha de la economía española.
La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, admitió, en otra entrevista con nuestro periódico, que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) subirá a 1.200 euros en un par de años. Una propuesta que cuenta con el apoyo de Unidas Podemos, su probable socio de Gobierno, y que el PSOE hasta ahora tampoco tiene en su programa electoral. La ulterior subida del SMI, después del 22% de este año, obligará a muchas pequeñas empresas a reducir sus plantillas.
La decisión de la hasta ahora ministra de Economía, Nadia Calviño, de no presentarse a las elecciones deja las finanzas públicas, en manos de Montero, mucho más radical. Calviño era el elemento moderador y con mayor conocimiento del último Gobierno, debido a su experiencia en la dirección general de Presupuestos en Bruselas.
Sánchez reiteró, en el debate de Atresmedia, que blindaría las pensiones para que subieran con el coste de la vida, algo que no ha hecho durante su Gobierno y que costará en los próximos años alrededor de 20.000 millones anuales, casi el 2% del déficit. Los contribuyentes lo tendremos que sufragar con impuestos. Nada es gratis, y menos en pensiones.
Las declaraciones realizadas por el secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, de que habría que recortar las pensiones de viudedad más altas para que sean sostenibles fue rápidamente desmentida por la ministra Valerio.
La digitalización se llevará el 22% de la fuerza laboral en los próximos años. Ningún programa electoral recoge un plan para reemplazarla.
También presumió de que con su Plan sobre el Clima creará 350.000 empleos, aunque ocultó que abarca hasta 2030. Las prisas del presidente por la transición ecológica preocupan y mucho, porque olvida el coste de sufragarlo, como se vio en las renovables.
Un informe de la OCDE de esta semana advierte que la digitalización se llevará el 22% de la fuerza laboral en los próximos años. Ningún programa electoral recoge un plan para reemplazarlo. De hecho, tanto el impuestazo al diésel, como la decisión de acelerar la descarbonización se traducirán en la pérdida de miles de empleos en una primera fase.
Sánchez acaricia la idea de crear una Vicepresidencia de Transición Ecológica, que dirigiría la actual ministra Teresa Ribera. Ello supondría apagar la voz de Reyes Maroto, una ministra más moderada, que es mucho más apreciada en el sector industrial, por el tono dialogante y la defensa de éste, en ocasiones frente a Ribera.
Sánchez no se siente cómodo en asuntos económicos, por eso sus asesores redujeron a la mínima expresión la economía en sus mítines, salvo por las constantes referencias a la protección social. Ha rehusado entrevistas con medios económicos como el nuestro, pese a su promesa inicial de concederla.
El agrio enfrentamiento mantenido con Rivera en Atresmedia aleja un posible Gobierno con Ciudadanos y lo deja en manos de Podemos y los nacionalistas.
Los aires de grandeza con que llegó Antonio Garamendi enfadan a algunos de sus socios
La euforia en el entorno socialista y en el mundo sindical con las expectativas de los sondeos es enorme. Sobre todo, ante una patronal empequeñecida. La salida de Juan Pablo Lázaro como vicepresidente de la CEOE, la deja sin la persona de mayor prestigio y respeto entre los empresarios.
Los aires de grandeza con que llegó Antonio Garamendi enfadan a algunos de sus socios. Su primera decisión fue remodelar por completo la planta noble, donde tiene su despacho en la planta octava de la calle Diego de León, para adaptarla a sus gustos.
Además, se hace llamar presidente y ha duplicado el staff sin dar cuentas ni de las obras ni del resto de los gastos a la comisión de Presupuestos de la CEOE. Se escuda en que no tiene obligación legal y es cierto. Pero el ritmo de gastos preocupa y más cuando parte del presupuesto se financia con fondos públicos.
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El único que conocía a fondo y autorizó estos gastos fue Lázaro. La desconfianza pudo pesar en su ánimo a la hora de despedirse. Garamendi ni siquiera le agradeció los servicios prestados.
El derroche empieza a ser conocido fuera de las paredes de Diego de León 50 y a ser celebrado entre los sindicatos, que ante la debilidad de la patronal y su escaso crédito planean elevar sus exigencias sociales después de haber conseguido el alza récord del SMI ó la vuelta a los convenios colectivos.
Los sindicatos esperan un buen resultado este domingo, (algunos prevén que el PSOE alcance 150 diputados), con lo que el proceso de radicalización de Sánchez está servido y podrán influir a sus anchas. Hay riesgo de recaer en el yihadismo económico, si las tres derechas no logran mayoría y más si el PSOE cae en brazos de Podemos.
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