
La banca atisba ya la deseada inflexión de tipos que le permita salir de la perniciosa etapa para sus márgenes en la que entró en 2016 cuando el Banco Central Europeo (BCE) llevó a cero el tipo de interés. CaixaBank Research, de las pocas entidades que ofrecen proyecciones del euribor, augura el fin de sus tasas negativas este año, con un repunte del 0,13% al cierre del año, para aumentar después hasta el 0,85% en 2023.
Su pronóstico, incluido en el boletín económico de marzo, implica un sustancial cambio de sesgo frente al análisis de febrero, cuando sus analistas aún esperaban que finalizarían el año en el -0,29% y apenas subiría un 0,14% el próximo ejercicio; y nada tiene que ver con el agorero escenario que dibujaba a finales de 2020, cuando esperaba que el euribor se mantuviese en números rojos hasta 2031.
Frenar la inflación
La firmeza con la que el BCE ha trasladado que acelerará la retirada de las políticas de estímulo, con menores recompras de deuda, y abriendo la puerta a potenciales subidas de tipos después ha asentado la convicción en el mercado de que asistiremos a, como mínimo, dos subidas de tipos de 25 puntos básicos este mismo año. Y algunos analistas han hablado de hasta cinco potenciales movimientos, hasta dejar el precio del dinero en el 0% al cierre de año, aunque el BCE ha lanzado un mensaje algo más cauto en su última reunión.
La prioridad del organismo liderado por Christine Lagarde es intentar doblegar una inflación que en el caso de España supera el 7%, con riesgo de ir mucho más allá por el desbocado precio de la energía y su potencial contagio a otros artículos de consumo por la guerra de Rusia en Ucrania, y su mensaje es que subirá tipos tras poner fin a las compras netas de deuda si la inflación no se ha encarrilado.
Y lo que abre este escenario es dar la vuelta a una situación de tipos al 0% que dura ya cinco años y que en el caso de la banca ha sido, incluso, negativa, porque el BCE grava al 0,5% el dinero excedentario que dejan aparcado en su ventanilla.
Esta situación propició además que el euribor, indicador al que se referencian la inmensa mayoría de hipotecas en España, entrase por vez primera en su historia en negativo en febrero de ese 2016, con una tasa del -0,008% que vio su peor registro mensual en el -0,505% marcado en enero de 2021 y del que apenas se había movido hasta hace escasas semanas.
Cualquier movimiento al alza inyectará oxígeno a los márgenes de la banca, aunque encarecerá una financiación hoy casi en mínimos históricos: el interés TAE medio de las nuevas hipotecas se situó en enero en el 1,54% según los últimos datos del Banco de España; en el 3% en crédito al consumo y entre el 1,05% y el 3% para empresas, en función de que el préstamos supere el millón de euros o sea inferior a 250.000 euros. La subida de un punto del euribor como la que descuenta CaixaBank Research desde ahora hasta 2023, tomando de base que el euribor actual está en el -0,347%, encarecería en 816 euros la factura anual en la hipoteca media (de 145.465 euros según el Instituto Nacional de Estadística, a 24 años de plazo, y con un diferencial del +0,92% sobre euribor).
Para la banca, además de reducir la presión para mejorar la rentabilidad con ajustes y ahorro de costes, supone una inyección directa de ingresos. Los analistas de UBS prevén que una subida de los tipos en 50 puntos básicos elevaría entre un 8% y un 10% el margen de interés y de un 15% a un 20% el beneficio.
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