
El banco suizo Credit Suisse vuelve a sorprender al mercado con un nuevo deterioro contable de 1.800 millones de dólares, que se une a los problemas que arrastra con las caídas de Archegos y de Greensill Capital y a un nuevo escándalo de sobornos en Mozambique. Antonio Horta-Osório, presidente de la entidad desde abril, ha presentado el plan de salvación para intentar cambiar el rumbo de la entidad. El mercado lo ha recogido con escepticismo al esperar cambios más profundos.
Durante años Deutsche Bank ostentó el trono de banco maldito en el sector financiero europeo. Una vez superada la crisis financiera de 2008, el principal banco de Alemania iba de problema en problema. No había charco financiero en el que no estuviera involucrado ya fuera manipulación de divisas, agujeros contables o venta de productos tóxicos. El banco germano parece que ha encontrado la estabilidad, por lo menos en bolsa, tras un duro ajuste, con miles de despidos y una simplificación de su estructura interna, tras estar en todas las quinielas de terminar fusionado con otras entidades.
Ahora el papel de patito feo de la banca europea lo tiene Credit Suisse, la emblemática entidad suiza, con más de 160 años de historia, que ha ido encadenando escándalo tras escándalo desde el año pasado. Mientras el sector europeo disfruta de un buen momento al calor de la recuperación económica, Credit Suisse pena en bolsa intentando desactivar sobresaltos. Hoy ha sorprendido al mercado con un nuevo agujero de 1.800 millones de dólares, que se anotará el banco suizo en el último trimestre del año. La nueva gotera contable se remonta a más de 20 años, cuando adquirió la firma estadounidense Donaldson, Lufkin & Jenrette por más de 11.000 millones de dólares para convertirse en una referencia mundial en banca privada y gestión de altos patrimonios.
La entidad ha actualizado su fondo de comercio en el marco de la estrategia del presidente Antonio Horta-Osório de levantar alfombras. El banquero luso cogió el timón de Credit Suisse hace seis meses y hoy ha presentado el nuevo y esperado plan de negocio con el que pretende reflotar al banco suizo como ya hizo con el banco británico Lloyds. El banquero luso ha llegado a afirmar que los escándalos que se ha encontrado son los más graves que ha visto en su carrera, durante los seis meses de análisis antes de comenzar a limpiar la entidad.
En este tiempo, incluso se ha llegado a especular con una posible fusión con UBS, para rescatar al banco, como se planteaba con Commerzbank y Deutsche Bank. Pero, ¿Cómo ha llegado a tal situación una institución de tanto prestigio como Credit Suisse? Mientras el mundo estaba sumido en la pandemia por coronavirus, en febrero del año pasado, el consejero delegado de Credit Suisse, Tidjane Thiam, se vio obligado a dimitir por un caso de espionaje, muy parecido a los del comisario Villarejo en España. El exjefe de gestión patrimonial Iqbal Kahn había sido espiado tras fichar por UBS. Solo fue una de las siete operaciones de espionaje que había desplegado el banco entre 2016 y 2019.
No fue la única tropelía que se desarrolló en el banco bajo la dirección de Thiam. Entre 2013 y marzo de 2017, el banco estuvo en el centro de una trama de sobornos y fraude en Mozambique. La entidad realizó un préstamo de 800 millones de dólares al país africano que se iba a destinar a comprar una flota de atuneros. El crédito tuvo que ser refinanciado en 2016, en la operación se destinó más de 200 millones para sobornar a trabajadores del banco y funcionarios del país para tapar que se habían desviado, en lugar de destinarse a la compra de embarcaciones. El banco también ocultó a sus accionistas que había participado en un crédito de 1.400 millones patrocinado por el FMI.
Los pecados capitales de Credit Suisse
Este año la caída del hedge fund Archegos provocó un quebranto de 5.500 millones de dólares. Credit Suisse se saltó cualquier análisis de riesgos para apoyar a la firma que cayó por su agresiva operativa en compañías tecnológicas y terminó arrastrando a la entidad suiza.
A los pocos meses, el banco cerró la retirada de patrimonio de varios fondos tras la caída de la firma británica Greensill Capital. En la práctica, supuso congelar 10.000 millones de dólares entre sus clientes. El banco suizo había vendido miles de millones de dólares de la deuda de Greensill, bajo el paraguas de garantizada a través de sus fondos de inversión. Varios inversores han demandado a Credit Suisse. El banco dijo en septiembre que había recuperado y devuelto alrededor de 6.300 millones de dólares, pero advirtió que podría tener dificultades para recuperar 2.300 millones de dólares.
Aumento del control de riesgos y rendición de cuentas
El plan presentado hoy por Horta-Osório está centrado en reforzar la gestión de riesgos y la rendición de cuentas para evitar nuevos episodios en los que se termine financiando entidades que realizan inversiones dudosas o vinculadas a casos de corrupción. El banco ha anunciado que simplificará su estructura, que consistirá en una división dedicada a sus actividades en Suiza, un banca de inversiones, la gestión de activos y una nueva área global de gestión de fortunas. La entidad no ha detallado recortes de empleo, ni cifras para un plan a tres años.
Para el mercado, después de esperar a seis meses, el plan de reestructuración se ha quedado corto. La principal novedad es la reasignación de 3.000 millones de capital para la división de alto patrimonio, gestora y banca en Suiza, en detrimento del negocio de banca de inversión. La entidad ha reducido a la mínima expresión la división de hegde funds. Bloomberg ya anticipaba un fuerte recorte para esta división, que ha sido foco de los problemas. De hecho, afirmaba que la reducción de capital ascendería hasta 35.000 millones en el negocio de hedge funds. El planteamiento "es menos radical de lo que algunos esperaban", comenta Andrew Coombs, analista de banca de Citi. Y añade que las líneas maestras se apoyan más en la mejora de los ingresos esperados, que en un ahorro de costes.
La nueva estrategia de Credit Suisse sigue los pasos de Deustche Bank, y más recientemente de UBS, para centrarse en las actividades realmente rentables y que requieren menos inversión, como la gestión de patrimonios y el asesoramiento en fusiones y adquisiciones. El banco contratará a 500 gerentes durante los próximos tres años y saldrá de 10 mercados que considera no esenciales como parte de esta estrategia. "Es positivo el giro para apoyar la gestión patrimonial con una reducción temporal en el capital de los bancos de inversión", destaca Kian Abouhossein de JP Morgan, pero reconoce que los cambios son limitados.
La novedad de mayor calado del plan de salvación de Horta-Osório está en el cambio cultural que está intentado implementar dentro del banco. "La rendición de cuentas y la responsabilidad" serán los nuevos mantras para evitar errores recientes. El banquero luso ya ha realizado dos incorporaciones para seguir esta línea. David Wildermuth de Goldman Sachs, como director de riesgos y Rafael López Lorenzo como director de cumplimiento. La renovación de la ejecutiva de Credit Suisse todavía está pendiente.