Credit Suisse se ha quedado a la intemperie tras los escándalos de Archegos y Greensill y su baja valoración en bolsa. La directiva teme que inversores oportunistas lancen una OPA hostil o fuercen un desmembramiento del banco. Desde el pasado mes de marzo, las acciones han caído más de un 20% y ha salido del top ten de los bancos con mayor capitalización de Europa. La entidad está ultimando su nuevo plan estratégico que podría pasar por un proceso de reestructuración o, incluso, iniciar los contactos para fusionarse con su rival UBS. Ahora mismo la capitalización bursátil de Credit Suisse es prácticamente la mitad que su máximo competidor. Más de 150 años de historia de la banca suiza está en riesgo de diluirse en manos del mejor postor, si nadie lo evita.
El presidente de Credit Suisse, Antonio Horta-Osorio, anunció el pasado mes de abril un nuevo plan estratégico para afrontar tiempos difíciles. La próxima semana la dirección se reunirá para aprobar el nuevo rumbo que tomará la legendaria entidad suiza.
La firma está atravesando por uno de los momentos más difíciles de su historia. Ha tenido que encajar pérdidas de 5.000 millones de dólares, tras deshacer sus posiciones de forma precipitada en el hedge fund Archegos. Y además se enfrenta a un aluvión de clientes por la quiebra de Greensill Capital. Credit Suisse se vio obligada a bloquear fondos de inversión por valor de 10.000 millones de dólares.
Las acciones del banco han caído más de un 20% desde principios de marzo, cuando quedaron al descubierto sus problemas con Greensill. Según informa Reuters, los planes de supervivencia de Credit Suisse pasa por una operación corporativa para reforzarse. La capitalización de la entidad supera los 23.000 millones de euros tras los descensos acumulados, que le alejan del top ten de valor bursátil del sector en Europa. La entidad vale la mitad que UBS que alcanza los 46.000 millones. Por activos, Credit Suisse ocupa el puesto 15 en el Viejo Continente, según el ranking de S&P Global Market Intelligence. En 2020, tuvo en balance 813.000 millones en activos.
"Necesita un acuerdo de fusión de inmediato", cita la agencia a una fuente con conocimiento de los planes de la dirección del banco.
Hay temor en la cúpula directiva de una revuelta de los inversores del banco para exigir soluciones. "Existe una creciente preocupación en Zúrich de que los inversores activistas vayan tras ellos si se quedan quietos". El medio apunta a que se barajan distintos escenarios. La primera pasaría por una escisión del negocio comercial y local en Suiza para facilitar la fusión con otra entidad, la segunda supondría recortes en la división de banca de inversión o vender parte de ella, a un banco estadounidense. Su rival UBS jugaría un papel clave en el primer escenario.
La dirección del banco necesita una nueva imagen para Credit Suisse, ya que su reputación ha quedado dañada tras los episodios de Archegos y Greensill. El supervisor suizo FINMA le tiene en el punto de mira y está investigando negligencias en la gestión de riesgos.
La unión con UBS no sería fácil al plantear problemas de competencia
Una fusión con UBS casi sería el mal menor. Casi se tiene asumido que Credit Suisse desaparecerá en manos extranjeras si no hay una operación nacional. El problema es que la futura entidad tendría un carácter de posición dominante en el reducido mercado. La firma resultante tendría más de 110.000 empleados y un valor de mercado de más 85.000 millones de dólares. Con seguridad Credit Suisse se vería obligado, por parte de los reguladores, a dividirse antes de afrontar la fusión para no tener problemas de competencia.
La vía de una compra por parte de un gran banco estadounidense tendría más complicaciones ya que no sería bien recibida en el país. Las relaciones entre los bancos suizos y Washington se vieron dañadas cuando Estados Unidos presionó para que renunciaran a su estricto código de secreto hace más de una década.
Cualquier acuerdo de fusiones y adquisiciones para Credit Suisse marcaría el final de un icono nacional, fundado para financiar el desarrollo del ferrocarril y fundamental para la transformación de Suiza de una economía agrícola a una potencia financiera.