
La banca española da una patada hacia adelante en esta crisis con la mejora de beneficios en el cuarto trimestre de 2020, a excepción del Sabadell que acabó en negativo tras cargar el coste de los ajustes, gracias a las menores dotaciones hechas para afrontar la pandemia y la contención de la mora, que lejos de crecer ha disminuido en la mayoría de los bancos. El sector pospone el grueso de los impactos –especialmente los que lleguen por los impagos– a los próximos años, y aún está por ver la realidad de los mismos, ya que pueden verse en parte contenidos gracias a la llegada de los fondos europeos y a la reactivación de la economía si la vacuna resulta eficaz.
El sector centra en la actualidad sus esfuerzos en limar las negociaciones con el Gobierno central para cerrar una estrategia común con la que ayudar a empresas, pymes y autónomos a través, principalmente, de la concesión de ayudas directas y de préstamos participativos a empresas viables para aliviar sus problemas de liquidez evitando un mayor endeudamiento. De esto modo, Ejecutivo y entidades asegurarán la supervivencia de las compañías y con ello, facilitarán un balón de oxígeno para evitar su quiebra y que puedan reanudar sus compromisos crediticios limitando las pérdidas tanto del sector financiero como del Gobierno, que de momento ya ha inyectado más de 87.000 millones de euros de liquidez a través de los avales ICO.
A excepción de BBVA, todas las entidades cotizadas cerraron el ejercicio pasado con una caída de la morosidad, en contra de las primeras previsiones para el año con el estallido de la pandemia. De un lado, el sector ha conseguido mantener los impagos gracias a las carencias de pago otorgadas para aquellos clientes que pidieron préstamos ICO, que pueden empezar a pagarlos hasta dos años después de su solicitud, y por las moratorias hipotecarias y de créditos al consumo. Asimismo, el incremento de financiación dada a empresas, pymes y autónomos, especialmente a través de los ICO, engorda el saldo vivo de la cartera crediticia de los bancos reduciendo automáticamente la ratio de mora. Es decir, aunque se hayan incrementado levemente los créditos dudosos, quedan parcialmente desvirtuados en la regla de tres al haber un mayor volumen de saldo crediticio.
Además, la previsión de las entidades sobre la morosidad es más optimista que la que han señalado desde el Banco de España, que a mediados del año pasado apuntaba a un incremento que podría superar el doble dígito, o la expuesta por los expertos de Standard & Poor's, que prevén que la ratio de mora alcance entre el 9% y el 10% para finales de este año o inicios del siguiente. Sin embargo, los banqueros, que admiten que aún hay demasiada incertidumbre para atisbar unos datos certeros, rebajan estos volúmenes considerablemente. El aún consejero delegado del Sabadell, Jaume Guardiola, ya adelantó el pasado otoño que estimaban que la ratio de morosidad del grupo no sobrepasara el 5% en su pico máximo. Una previsión en la que también coinciden desde la casa de analistas de Barclays que prevén que el banco mantenga la mora entre el 4,1% y el 4,6% para este año y el siguiente, y alcance el 5% en 2023.
Por su parte, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, avanzó durante la presentación de resultados de 2020 que el pico de morosidad llegará este año, aunque no estará muy lejos de los niveles actuales. El banco cerró el ejercicio pasado con una mora del 3,4% y los analistas prevén que se sitúe entre el 4% y el 4,2% para los próximos años.
Paraguas contra el Covid
Estas previsiones más halagüeñas también se reflejan de lleno en los planes de los bancos a la hora de realizar dotaciones para cubrir el agujero que dejen en los balances los futuros créditos fallidos. Cabe recordar que los bancos realizan provisiones en función de la estimación de las pérdidas que esperan tener y no de los impagos que ya han entrado. Por tanto, las entidades lo que han hecho a lo largo del año es adelantar en forma de dotaciones la cobertura de las futuras pérdidas. Así, el conjunto de los seis bancos cotizados han destinado a cierre de 2020 un total de provisiones extraordinarias de 8.350 millones de euros para cubrirse de los riesgos que deje la pandemia, esta cantidad tan solo es un 10% superior a los 7.569 millones puestos sobre la mesa a cierre del tercer trimestre del año. Esto evidencia que los bancos han pisado el freno en esta materia, dando por provisionado casi todo el riesgo entre el segundo y el tercer trimestre del ejercicio, una postura muy criticada desde los supervisores, pero que parece que va a ser la tónica para los siguientes meses, según apuntan los principales ejecutivos.
La presidenta del Santander, Ana Botín, aseguró a inicios de este mes que las provisiones que ya ha hecho el banco para afrontar el Covid (unos 3.500 millones de euros a cierre de año, frente a los 3.000 millones a fin del tercer trimestre) serán las que se usen para cubrir los impagos que entren tanto en 2021 como en 2022. Botín, al respecto, puso especial énfasis en que el Gobierno acelere la inyección de ayudas directas a las empresas, como han hecho ya muchos de nuestros vecinos europeos, con el objetivo de evitar pérdidas.
Su homónimo en el Sabadell, Josep Oliu, aseguró al respecto que aunque haya un incremento de provisiones contra la pandemia en los próximos meses, será inferior a las hechas en 2020. La entidad guardó 650 millones en el año para afrontar futuros impagos, 150 millones de euros más de los dotados hasta septiembre. Oliu destacó que aunque aún hay que ser prudente con la morosidad que entre, no es un tema por el que estén preocupados.
BBVA y Bankinter son las entidades que menos han movido las provisiones en el cuarto trimestre del año, cerrando el ejercicio con 2.200 millones la entidad que preside Carlos Torres, misma cifra que ya tenía en el tercer trimestre del año, mientras que el banco que encabeza María Dolores Dancausa dotó en el año 243 millones, volumen que ya aglomeraba a cierre de septiembre. La consejera delegada de Bankinter ya avisó el pasado verano, durante la presentación de resultados del primer semestre, que el banco había realizado el grueso de provisiones por la crisis.
Finalmente, CaixaBank realizó provisiones en el año por 1.252 millones (incrementó 91 millones en el cuarto trimestre) y Bankia dotó 505 millones, de los que 465 millones ya los tenía a cierre de septiembre.
Los banqueros, aunque manteniendo la prudencia, han demostrado cierto optimismo en la evolución de la economía gracias a la reapertura de la actividad que traerá una vacuna eficaz y a la llegada de los fondos europeos.
Botín ya adelantó el pasado otoño que esperaba una recuperación para la economía de cara a esta primavera, a medida que fuera avanzando la vacunación en nuestro país. Precisamente este jueves, la Unión Europea mejoró las previsiones económicas para España, estimando un crecimiento del PIB del 5,6% para este año, una cifra dos décimas superior a la pronosticada hace unos meses.
Dancausa también confía en una evolución más positiva en función de los resultados del antídoto contra el coronavirus y de cómo se empleen los fondos europeos. "Si esto ocurre más pronto que tarde, estos incrementos de mora no van a ser tan importantes como podría parecer hace dos meses. Ahora bien, la hora de la verdad va a llegar en 2021. Hay que ver si familias y empresas pueden remontar una vez se les retire la respiración asistida", advirtió el pasado diciembre en una entrevista a elEconomista. Otros ejecutivos que también ponen la esperanza en la vacuna son el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, quien ve el remedio como un "punto positivo" para este año, y el presidente de BBVA, Carlos Torres, que confía que llegue a todos los países "con criterios epidemiológicos".
Mejora de la actividad
La reactivación de la economía no solo será clave para garantizar la marcha de las compañías y sus compromisos frente al sector. También influirá en la normalización de la actividad, garantizando un flujo de crédito normal y evitando así el cierre de la financiación, como ocurrió en la crisis financiera de 2012, y en la reactivación de las transacciones, mejorando los ingresos de la banca tanto por la concesión de préstamos como por la vía de las comisiones.
De momento, y a pesar de la segunda ola vivida en otoño, la reapertura parcial de la economía vivida a partir del segundo semestre ya se dejó notar en los ingresos por comisiones, especialmente por el aumento de las transacciones. La banca cerró los tres últimos meses de 2020 con un incremento de la facturación por esta vía de 200 millones de euros, frente a los tres meses previos. En total, los bancos cotizados, incluyendo también a Unicaja y Liberbank, ingresaron 5.236 millones en comisiones de octubre a diciembre.
La evolución de la economía y los acuerdos que se alcancen con el Gobierno para dotar de ayudas directas a las empresas, pymes y autónomos más afectados por la crisis marcarán el paso de la banca que, de momento, y a pesar de las pérdidas del conjunto del sector por las mayores provisiones, está pasando la pandemia de manera asintomática en cuanto a morosidad se refiere. Las entidades insisten en la necesidad de hacer llegar cuanto antes esas ayudas, y para ello se postulan como canalizadores de las mismas con el propósito de ir adelantándolas mientras Europa libera los ansiados fondos e ir dotando ya de oxígeno al tejido empresarial español, logrando así evitar la entrada del propio sector financiero en cuidados intensivos.