
El BCE tiene previsto decidir mañana si finalmente permite o no a la banca repartir dividendos con cargo a 2020, levantando así el veto impuesto poco después del estallido de la pandemia. Según han ido avanzando distintos miembros del organismo supervisor, todo apunta a que este permiso sólo será para las entidades que cuenten con importantes colchones de capital para hacer frente a las pérdidas de la crisis del coronavirus y que estará limitado.
Desde hace tiempo se viene apuntando en el mercado a que los grupos más sólidos podrán retribuir a los accionistas con hasta un 20% de los beneficios ordinarios, un porcentaje que en la jornada del lunes Financial Times daba como la más probable. Si bien, otras fuentes no descartan que sea más restrictivo o que incluso indique que abrirá la mano, pero que las condiciones se conocerán más adelante, una vez se hayan despejado algunas incertidumbres, como la eficacia de la vacuna y un impacto más certero de la crisis.
Los máximos responsables del BCE, entre ellos el español Luis de Guindos, ya habían anticipado que el levantamiento de la prohibición se iba a analizar caso a caso. La clave ahora para los inversores es conocer qué bancos podrán remunerar a sus socios y si los pagos podrán hacerse en efectivo o únicamente en títulos (script) o a través de recompras de acciones.
En España, según los últimos datos de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) las entidades cuentan con niveles de solvencia por encima de las exigencias, pero sus umbrales están a la cola de todo el Viejo Continente. Solo Kutxabank tiene un capital superior a la media europea. Si bien, en el análisis que realice el BCE se tendrán en cuenta otras variables, previsiblemente, como la capacidad de cada grupo de generar ingresos con los que afrontar la subida de la morosidad o la anticipación de las pérdidas en forma de provisiones anticipadas.
En un informe reciente, JP Morgan indicaba que la banca española en general iba a sufrir restricciones más severas que otros sistemas continentales, debido a que su ratio de capital era uno de los más bajos y la crisis estaba impactando con mayor intensidad en la economía que en otros países.
Distintos modelos
Para algunos expertos, como los de Álvarez & Marsal, lo importante de la decisión que adopte el BCE es si hay claridad en la misma, no solo para los próximos meses sino para el futuro, con el objetivo de que los inversores dispongan de una reglas determinadas.
Para los analistas de la consultora, sería bueno que el BCE adoptara el modelo americano, donde no se han suspendido los dividendos de manera genérica, sino que este reparto está sujeto a unas pruebas de resistencia que se llevan a cabo de manera anual.
El modelo estadounidense es diferente al empleado por el Banco de Inglaterra, que la semana pasada autorizó al sector retribuciones a los accionistas con limitaciones estrictas. Puso como condición que el pago no fuera superior al 25% de las ganancias medias de los últimos ocho trimestres ni que tampoco sobrepasara el 0,2% de los activos ponderados por riesgo.
La agencia Reuters sostiene que el BCE podría seguir la estela británica e imponer un máximo del 15% de los beneficios de los últimos dos años, aunque para las entidades más sólidas.
El sector, en nuestro país, se muestra expectante a la comunicación que haga el BCE, que se ha visto retrasada varios días con respecto a la previsión inicial. Desde hace tiempo, los banqueros vienen reclamando al supervisor a que levante el veto a partir del 1 de enero, ya que está penalizando en bolsa a las cotizaciones. Éstas se han visto afectadas por la falta de visión sobre una rentabilidad para los inversores.