Empresas y finanzas

Torres se cerró en banda sobre el precio y desbarató la fusión BBVA-Sabadell

  • Ni un euro más de 2.500 millones fue el mensaje trasladado
El presidente de BBVA, Carlos Torres

BBVA y Sabadell han decidido poner fin a la negociaciones de fusión emprendidas este verano. Las diferencias sobre el precio de la operación y el reparto de poder han sido claves para este desenlace, tal y como avanzó elEconomista ayer. Ambos bancos sostienen en sus comunicaciones públicas de hoy que "los términos económicos" han propiciado el fin de las conversaciones, antes incluso de que estuvieran terminados los análisis en profundidad de los balances encargados a distintos expertos independientes. Pero, según fuentes conocedoras del proceso, indican que la distribución de cargos ha sido también un elemento esencial de la ruptura.

En los últimos días ha habido cambios en las propuestas iniciales tan esenciales que finalmente el consejo de administración del Sabadell adoptó en la tarde noche del jueves dar por terminado el proyecto y poner en marcha una nueva estrategia para su supervivencia. BBVA estaba dispuesto a ofrecer unos 2.500 millones en efectivo, pero había trasladado a la cúpula que no iba a aumentar esta cifra. Su presidente, Carlos Torres, se había cerrado en banda y había descartado por completo subir la valoración. Ni un duro más fue el mensaje.

La entidad catalana, ante esta postura, ha considerado la cuantía como muy insuficiente y de derribo teniendo en cuenta que su valor en libros asciende a 12.700 millones y que tiene una base de negocio muy sólida en nuestro país. Su intención era que BBVA aportara algo más y se pudiera llegar a una tasación intermedia para compensar de alguna manera las pérdidas de sus accionistas en los últimos años.

La entidad de origen vasco no tenía intención de incrementar más el precio, ya que se ha comprometido con los inversores a llevar a cabo un dividendo extraordinario generoso en 2021, a través de una recompra de acciones, con el dinero que obtenga de la venta de su negocio en Estados Unidos, que le reportará un exceso de capital de unos 7.100 millones sobre una solvencia del 12%. Si incrementaba el valor del Sabadell le quedaba poco margen para la prometida adquisición de acciones propias en el mercado, ya que los costes de la reestructuración de la integración ascendían a entre 4.000 y 5.000 millones.

Además, el consejero delegado Onur Genç está presionando internamente para que una parte de tal botín vaya a parar a Turquía y el banco adquiera el 50% que no posee de su filial Garanti. Fuentes oficiales de la entidad indican sobre este punto que el grupo "se encuentra cómodo con la posición que tiene actualmente en este mercado", que entraña muchos riesgos por la debilidad de la economía y las malas relaciones con la UE.

Reparto de poder

El desencuentro sobre este punto ha sido tan significativo como sobre el reparto de cargos en el nuevo grupo financiero, que hubiera supuesto la creación de un nuevo gigante financiero en nuestro país, según las mismas fuentes. Desde BBVA indican que "el gobierno corporativo no ha influido". Desde el primer momento, el presidente del Sabadell, Josep Oliu, quería ser copresidente con cargos ejecutivos. Y contaba para ello con el apoyo del BCE, que estaba exigiendo a ambas entidades un plan claro y potente de sucesión ante los riesgos que supone el 'caso Villarejo', por el que BBVA ya está imputado por la Audiencia Nacional. El BCE teme que Torres termine siendo imputado y tenga de dimitir.

La última oferta realizada por el banco vasco, en este sentido, fue la vicepresidencia no ejecutiva para Oliu, un puesto que ni el Sabadell ni el organismo supervisor han visto como oportuno.

Una causa y la otra han terminado por desbaratar el proyecto en un momento en que el sector necesita unir fuerzas para mejorar su eficiencia y rentabilidad como consecuencia de los efectos de la pandemia, aún por determinar, y el panorama de tipos en negativo a largo plazo.

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