BBVA y Sabadell se habían enquistado en las conversaciones de fusión. Ya lo advirtió la semana pasada el consejero delegado del primero, Onur Genç, que esta opción "tendrá que competir con otras alternativas" que tiene el grupo para destinar los 7.100 millones de exceso de capital que obtendrá con la venta de su filial en Estados Unidos. Aunque el mercado apostaba por el cierre de la operación con el grupo catalán, no se descartaba por completo que el banco que preside Josep Oliu quedase compuesto y sin novio. Ayer jueves elEconomista ya adelantó que las conversaciones iban por mal camino y estaban a punto de romperse, como finalmente se ha confirmado este mismo viernes.
En este escenario, la vía turca se abriría paso. BBVA se planteará entonces tomar todo el capital de Garanti con el objetivo de retener todos los dividendos. Esta es al menos la sensación que transmiten los analistas. La adquisición de algo más del 50% de la entidad otomana tendría un coste prácticamente similar al del Sabadell, teniendo en cuenta las valoraciones actuales y la cotización de la lira. A día de hoy, dicho porcentaje de las acciones se sitúa en poco más de 2.000 millones de euros, mientras que el Sabadell cotiza a casi 2.400 millones, incluyendo la posible prima que aplicará BBVA en la operación.
La toma completa de Garanti, eso sí, no sería del agrado de los organismos reguladores, debido a las tensiones políticas de Europa con el régimen de Erdogan y la situación por la que atraviesa el país del Bósforo. El BCE, en principio, se inclinaba más por la transacción con el Sabadell, porque se avanzaría en el proceso de consolidación del sector en el Viejo Continente con el fin de que las entidades mejoren su eficiencia a través del logro de sinergias de costes aceleradas con la puesta en marcha de procesos de despidos y cierre de sucursales.
Con Garanti, estos ahorros de gastos no se producirían, ya que la operación no implica ningún tipo de fusión. En cambio, las estimaciones del mercado apuntan a que, pese a la crisis turca, la rentabilidad y el potencial de ganancias del banco otomano son mayores a los del Sabadell, por lo que la capacidad de retención de dividendos sería creciente. Para 2022, el consenso del mercado espera que Turquía genere un beneficio al grupo español de 475 millones, frente a los menos de 300 millones de la entidad catalana que ganará para entonces.
Recompra de acciones
Un punto destacable en la decisión que tendrá que adoptar la cúpula de BBVA es el margen que ambas operaciones dejan para su promesa de repartir un dividendo extraordinario en 2021 a través de la recompra de las acciones. Sin costes de reestructuración de por medio, un aumento de su posición en Garanti eleva la flexibilidad para que el volumen de esta remuneración adicional sea más cuantioso.
De momento, los máximos responsables de BBVA lo único a lo que se han comprometido es a destinar parte del exceso del capital de que dispondrá tras la desinversión de su filial en Estados Unidos a una retribución a los inversores, pero no han dado pistas del porcentaje ni el importe. Todo dependerá de la compra que finalmente salga adelante.
La cotización de Garanti ha reflejado en los últimos días los avances de las negociaciones con el Sabadell y los mensajes que se han ido transmitiendo sobre los mismos. Así, el día después del anuncio de las conversaciones formales con la entidad catalana, el banco otomano se desplomó un 6%, mientras que en los siguientes dos días, al calor de las declaraciones de Genç sobre las distintas alternativas que tenía el grupo, los títulos de Garanti avanzaron un 13%.
La aventura por el mercado turco, de momento, está saliendo cara al banco español. Ha invertido ya más de 7.000 millones, con lo que acumula unas minusvalías latentes cercanas a los 5.000 millones. Sus directivos confían en una recuperación del país y de la actividad financiera, lo que añadiría atractivo a un territorio dominado por el colectivo de jóvenes.