
La fábula de El pastor mentiroso podría aplicarse en muchas esferas de la vida política y económica, pero el cuento no debería tener una nueva versión inspirada en el Brexit. Desde hace mucho tiempo, las empresas españolas ya están convenientemente advertidas y prevenidas de los riesgos de un mapa con el Reino Unido borrado de Europa. Con acuerdo o sin él, a ninguna de ellas les pillará el fenómeno con el paso cambiado, tal y como todas han puesto de manifiesto durante los tres últimos años, desde el sorpresivo referéndum de junio que pondrá del revés la vida de los británicos. Ahora bien, puestos a elegir entre los dos caminos, no hay duda de que una salida ordenada y consensuada facilitará mucho las cosas. Por tanto, los planes de contingencia son distintos en uno u otro caso.
Telefónica, IAG, Santander, Sabadell, Ferrovial, Iberdrola, Repsol, Gamesa y FCC, entre otros gigantes españoles, comparten parecida opinión sobre el asunto: el mayor peligro del Brexit será la distorsión macroeconómica que provocará en los próximos meses y su previsible incidencia en la aceleración de una crisis de alcance siempre temible. Es decir, el riesgo reside en los efectos colaterales que pudiera provocar el Brexit en una economía continental presumiblemente debilitada y achacosa. Tanto con acuerdo como si él, la situación del Reino Unido no ayuda, sino que prevé lastrar cualquier movimiento que pudiera realizarse en los próximos meses para atenuar males mayores.
El resto de los obstáculos directamente vinculados con el Brexit resultan menores, gracias a los planes de contingencia celosamente guardados en los despachos de los primeros ejecutivos de cada organización. No ha existido acto público o encuentro con analistas o inversores en los que la estrategia ante una posible salida del Reino Unido de Europa no forme parte de las cuestiones a resolver. La estrategia a seguir de cada compañía ya está impresa en los folletos intermedios que las cotizadas han compartido con sus accionistas.
Impacto en la libra
La depreciación de la libra quita el sueño a los gestores de las grandes multinacionales, aunque ese mismo elemento elevará la competitividad de las firmas españolas cuando se trate de pujar por nuevos contratos en el Reino Unido.
La inversión de los grupos empresariales españoles en sus subsidiarias británicas también se verá impactada por los vaivenes de la libra esterlina divisa, con un compromiso inversor que rondará los 50.000 millones de euros.
Las entidades financieras españolas con presencia en el Reino Unido han trabajado en los últimos meses en la reducción de las plantillas para, de esa forma, capear las posibles borrascas con la mayor flexibilidad posible.
Las empresas hoteleras, como es el caso de Meliá, pondrán en marcha sus respectivos planes de contingencia una vez que tengan toda la información en sus manos sobre la suerte del Brexit. A grandes rasgos, el movimiento brusco de timón consistirá en elevar la diversificación geográfica en favor de los países escandinavos, el Este de Europa y Latinoamérica con la intención de compensar la pérdida de visitantes con destino y origen en el Reino Unido. No obstante, España podría convertirse en destino atractivo para los visitantes británicos ya que todos ellos podrán recuperar el IVA de sus compras.
Telefónica es el vivo reflejo de una compañía que mantendrá su actividad en el Reino Unido -exista o no Brexit- como lo demuestra su decidida apuesta por adquirir frecuencias radioeléctricas o el mismo anuncio de estreno de la red 5G en el país, puesta el jueves en marcha en seis ciudades británicas. Y exactamente lo mismo sucederá con las empresas que realizan su actividad comercial en ese mercado: el objetivo de cuidar a los clientes y de crecer en ingresos y rentabilidad sigue siendo firme, pase lo que pase en el ámbito político.
IAG aplaude en bolsa
La salida del Reino Unido con un acuerdo con Bruselas permitiría al holding IAG respirar de alivio. Así lo valoraron los inversores con subidas en los títulos del 2%, a media jornada, para luego equlibrarse con una caida de apenas el 0,07%. De esta forma, el parqué se mantuvo tibio, sin compensar el castigo infligido desde que el Parlamento británico presentó el plan de Johnson para promover un Brexit a las bravas.
Durante los últimos meses, la aerolínea dueña de British Airways, Iberia, Vueling, Aer Lingus y Level tenía claro que se aferraría a la nacionalidad española, para así someterse a las reglamentaciones europeas y conservar los derechos de vuelo. Poco más o menos, así lo recalcó el pasado junio el presidente del grupo, Antonio Vázquez, durante la última junta de accionistas, donde también tranquilizó al mercado.
En la misma dirección abundó Willie Walsh, consejero delegado de IAG, quien esta semana restó trascendencia a la exposición de su compañía al Brexit. Asimismo, el gigante aéreo ha movido piezas para que no puedan crecer los inversores extracomunitarios en el capital, considerando entre ellos a los británicos. El máximo total de participación ya está cubierto (el 47,5% del capital), por lo que se cierran las opciones de que IAG pueda perder su oportuna europeidad.
Ferrovial, FCC y ACS, expuestos
Varias de las mayores constructoras españolas tienen en Reino Unido uno de sus principales mercados. La previsión es que los efectos del Brexit provoquen un alza de la inflación que contrarrestará el deterioro de la libra en aquellos negocios regulados de los que dependen algunos grupos españoles.
Ferrovial es a día de hoy la empresa de infraestructuras más expuesta, aunque con la próxima venta de su filial de servicios Amey su posición se verá limitada al negocio de construcción y a la operación de los aeropuertos, con el de Heathrow como punta de lanza. La compañía que preside Rafael del Pino ya trasladó sus filiales internacionales que estaban radicadas en Reino Unido a Holanda. Además, la mayor parte de los costes de sus negocios en el país están en libras, por lo que su exposición a la moneda implicará a los resultados, dividendo y al valor de las inversiones.
Ferrovial, en todo caso, mantiene su apuesta por Reino Unido como un mercado de futuro. Además de los aeropuertos, mantiene vivos varios contratos de construcción y el pasado mes de mayo se hizo con su mayor proyecto en el país, el túnel Silvertown, en Londres, que implica tanto obras como concesión para la operación -la adjudicación se halla en este momento, no obstante, recurrida por ACS-.
Tras Ferrovial, FCC tiene la mayor exposición a Reino Unido, principalmente a través de sus contratos de medio ambiente, afectados positivamente por tanto por la subida de los precios.
El grupo que preside Florentino Pérez, por su parte, también tiene una presencia relevante en el ámbito de construcción. Asimismo, Sacyr ha ganado varios contratos en los últimos tiempos, como el tranvía de Edimburgo. La firma liderada por Manuel Manrique creó una filial hace dos años en Londres para crecer en concesiones en Europa, en una clara muestra de que el Brexit no afecta a su apuesta por el país. Mientras, OHL desarrolla el Old War Office en la capital británica.
Impacto dispar a la energía
En el ámbito energético tres son las cotizadas españolas con intereses en el Reino Unido, Iberdrola, Siemens Gamesa y Repsol, y las tres afrontan el trance del Brexit de un modo muy diferente.
La empresa presidida por Ignacio Sánchez Galán, que opera por medio de Scottish Power, dispone de un plan de contingencia ante un Brexit duro que divulgó a finales de año. La mayoría de sus riesgos son horizontales, comunes a los del resto de sectores: aranceles, tipo de cambio, interrupciones en la cadena de suministro, libertad de movimiento de los empleados... Se ha defendido aumentando sus stocks de equipos, revisando sus contratos, con planes específicos para sus trabajadores... No ha trascendido el efecto que pueda tener en sus cuentas.
El caso del fabricante eólico hispanogermano es distinto, y peor. En su negocio es clave la importación de componentes para los aerogeneradores -sobre todo los marinos- y su consejero delegado, Markus Tacke, ya ha reconocido que "un Brexit sin acuerdo tendría un impacto significativo en el margen de Ebit de 2020". Durante la última presentación de resultados, con prudencia, la compañía cuantificó ese impacto "en el rango bajo del doble dígito". Un Equipo de Trabajo específico viene realizando un seguimiento de la situación para paliar los daños y no prevé que sufra impacto en el valor de sus inversiones allí, que ascienden a 202 millones de euros a 31 de marzo.
Finalmente, la petrolera presidida por Antonio Brufau no espera ningún tipo de impacto. No lo habrá en la extracción, el transporte, la venta o la fiscalidad de los hidrocarburos, porque siempre han estado totalmente en manos del Gobierno británico. Además su actividad allí -por medio de Repsol Sinopec Resources UK Limited- está en una etapa madura y opera con dólares, por lo que incluso en los peores escenarios no ha detectado riesgos significativos.
Santander y Sabadell preparan ajustes
La salida de Reino Unido del resto de la UE puede derivar en una grave recesión ante una significativa caída del comercio exterior que podría afectar directamente a la banca a través de mayor volatilidad en los mercados, alza de la mora y, por tanto, incremento por las pérdidas por deterioro de valor de los activos financieros y frenazo del crecimiento.
Banco Santander y el Sabadell son los únicos que cuentan con una presencia significativa en el país británico y ambos llevan meses manos a la obra para adelgazar sus plantillas y aligerar costes ante la incertidumbre que llega. La entidad que lidera Ana Botín anunció en enero el cierre de 140 sucursales (una quinta parte de la red) y unas 800 salidas. Apenas seis meses después comunicó otro recorte de 200 empleados.
Por su parte, el Sabadell (cuenta con TSB en Reino Unido con una inversión crediticia de 33.000 millones) remitió esta primavera una carta a los empleados anunciado 124 salidas. El banco está a la espera de conocer cómo se desarrolla el Brexit para anunciar el nuevo Plan Estratégico de TSB que se pondrá en marcha en 2020. No obstante, la entidad ya ha dejado entrever que el plan contemplará un ajuste importante de la red británica.
Para el Santander, el negocio de Reino Unido le supone el 13% de su beneficio, un porcentaje que ha ido en retroceso desde el referéndum del Brexit. Hace tan sólo tres años, el país aportaba el 23% del resultado.
El banco anunció en septiembre que la filial británica sufrirá un impacto negativo de 1.500 millones por la incertidumbre económica que deja el Brexit, sumado a un cambio regulatorio que obliga a separar el negocio minorista del de banca de inversión. Este golpe tendrán un impacto en el beneficio atribuido del grupo de 2019. La entidad cántabra, además, asegura que tiene planes de contingencia para aplicar según se desarrolle la separación que pueden pasar por el traslado de negocios y plantilla.