El riesgo de una nueva crisis en Reino Unido no es inminente, pero no puede descartarse ante el endurecimiento de la política monetaria que el Banco de Inglaterra (BoE) está llevando a cabo, cuyo final no está claro. El banco central británico ha elevado los tipos de interés en 440 puntos básicos desde finales de 2021 con el objetivo de controlar una inflación que, aun a día de hoy, sobrepasa con creces su objetivo. Es por ello que el riesgo de recesión económica no incomoda al Gobierno. "Al final el único camino hacia el crecimiento sostenible es bajar la inflación", ha argumentado el máximo responsable de las Finanzas británicas.
"Si queremos tener prosperidad, hacer crecer la economía, reducir el riesgo de recesión, tenemos que apoyar al Banco de Inglaterra en las difíciles decisiones que toma", ha asegurado Jeremy Hunt, canciller de Reino Unido, en una entrevista a Sky News publicada este viernes.
El producto interior bruto (PIB) del país apenas se expandió un 0,1% en el primer trimestre del año comparado con el anterior. Y es que la economía británica se contrajo tres décimas en marzo. El tercer mes "fue históricamente húmedo, por lo que parte de este bajo rendimiento puede atribuirse al mal tiempo y, en cierta medida, también a las huelgas", explicaron recientemente los analistas de ING Economics en un análisis.
Para que la economía del Reino Unido caiga en recesión técnica, el PIB tiene que encadenar dos trimestres consecutivos de retrocesos, como ha sucedido en Alemania.
Por tanto, como pronto, la recesión no se materializaría hasta el final de este año. Y parece poco probable: esta misma semana el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mejorado sus previsiones para el país insular pasando a proyectar un crecimiento del PIB del 0,4% en el conjunto de este año.
No obstante, improbable no implica imposible. Los últimos datos de la actividad económica muestran que Reino Unido está perdiendo fuelle. Al igual que sucede en la eurozona, el impulso viene desde el sector servicios mientras las manufacturas profundizan su contracción en mayo.
Hunt, "cómodo" con una recesión que doblegue la inflación
Precisamente la fortaleza del sector terciario, el que tiene más peso en el producto interior bruto, esconde una amenaza para la economía: "La fortaleza de la actividad de los servicios puede estar alimentando unas presiones inflacionistas internas más persistentes", indican los expertos de Capital Economics.
Es por ello que el ministro de Finanzas de Reino Unido se ha mostrado "cómodo" con que el Banco de Inglaterra siga haciendo "lo que sea necesario para reducir la inflación, incluso si eso puede precipitar una recesión".
"Al final la inflación es una fuente de inestabilidad", ha subrayado Hunt en la entrevista con Sky News. Ayer mismo se conoció que el índice de precios al consumo (IPC) en el país se suavizó al 8,7% interanual en abril, dejando de marcar una tasa de doble dígito por primera vez en siete meses. El problema es que la inflación continúa siendo muy superior al objetivo del BoE (del 2%).
"No es una disyuntiva entre atajar la inflación y la recesión, al final el único camino hacia el crecimiento sostenible es bajar la inflación", ha insistido el canciller, quien también ha aseverado que desde Downing Street tienen que "apoyar al Banco de Inglaterra en las difíciles decisiones que toma".
¿Qué hará el BoE el mes que viene?
En su última reunión de política monetaria, el banco central de Reino Unido volvió a elevar el precio del dinero en 25 puntos básicos para situarlo en el 4,5%, un nivel que no se veía desde 2008.
Sin embargo, el BoE no dio pistas de cara a su próxima cita, agendada para el jueves 22 de junio. "Si hubiera indicios de presiones más persistentes, sería necesario un mayor endurecimiento de la política monetaria", se limitó a repetir en su comunicado. Los expertos lo interpretaron como que el Banco de Inglaterra mantiene abiertas sus opciones, ya sea para seguir endureciendo su política, como se espera que haga el Banco Central Europeo (BCE), como para hacer una pausa en el alza de tipos, como cabe esperar por parte de la Reserva Federal estadounidense (Fed).