Economía

La inflación da cada vez más miedo ante el riesgo de que se produzca una tormenta perfecta

  • Pueden coincidir en el tiempo una inflación de oferta junto a otra de demanda
  • Las encuestas de riesgos globales revelan un miedo cada vez mayor a la inflación
  • El cobre, la madera, el maíz... el precio de las materias primas está disparado
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El consenso del mercado y de los expertos prevé un auge de la inflación puntual y moderado. Según la narrativa dominante se espera que el IPC rebase modestamente el 2% durante este 2021 en los países desarrollados, por efectos únicos y puntuales. De modo que a partir de 2022, el IPC debería volver a la senda que mostraba antes de la pandemia del covid. Sin embargo, la preocupación entre empresas e inversores es cada vez mayor ante una combinación de restricciones en la oferta y un auge de la demanda (inflación de demanda y oferta juntas). Además, Blackrock ha advertido esta semana que el mercado podría estar subestimando el potencial de la inflación a medio plazo, generando aún más preocupación.

Esta mayor preocupación ha quedado a la vista en el reciente mensaje de Janet Yellen, secretaria del Tesoro de EEUU, sobre los tipos de interés y el riesgo de sobrecalentamiento de la economía de EEUU. Aunque Yellen matizó sus palabras más tarde, el mensaje está ahí: "Los tipos de interés podrían tener que subir para el evitar un sobrecalentamiento". Rara vez se ha visto a un político pidiendo o sugiriendo una subida de tipos, más bien suele ocurrir todo lo contrario.

Las señales que anticipan una inflación más alta están aumentando, con un número cada vez mayor de empresas advirtiendo sobre la escasez de suministros, cuellos de botella y auge de precios en los inputs con los que trabajan. Todo esto solo conduce a una inflación mayor (de costes y oferta) que tendrá que soportar, en última instancia, el consumidor. Y aunque este es un fenómeno cuyo epicentro se encuentra en EEUU, la zona euro también se verá afectada por los mayores costes de las materias primas (madera, cobre, maíz, petróleo...) con las que trabajan las empresas y el impulso de la demanda interna y externa a medida que reabre la economía.

La preocupación por la inflación se duplica en dos meses
La preocupación por la inflación se duplica en dos meses

Por ejemplo, los inventarios de chips semiconductores (hoy en día todo lleva un chip) están casi a cero, paralizando la producción de coches y dispositivos electrónicos, mientras que las materias primas están disparadas, justo ahora que la demanda empieza a recuperarse y las economías están reabriendo. Esta combinación de factores podría generar una suerte de tormenta perfecta para los precios: la combinación de una oferta restringida, junto a una demanda hambrienta y con ganas de recuperar el tiempo perdido (inflación de oferta y demanda juntas). "Los riesgos claramente se inclinan al alza en el entorno actual", asegura John Mothersole de IHS Markit. "El aumento de los precios de las materias primas durante el año pasado garantiza ahora una mayor inflación para en muchos vienes para este verano".

El miedo a la inflación aumenta

Jamie Thompson, economista de Oxford Economics, señala en una nota que "las preocupaciones por la inflación a nivel global han aumentado. Alrededor de 1 de cada 7 encuestados (14%) ahora cita el potencial de una mayor inflación como el desencadenante de turbulencias en el mercado y como el principal riesgo a la baja a corto plazo, frente a 1 de cada 20 encuestados que señalaba este riesgo hace tres meses. La mitad de las empresas ahora ven la inflación como uno de los tres riesgos principales".

En esa misma encuesta de Oxford Economics, las preocupaciones de las empresas a medio plazo son variadas. Alrededor de un tercio de los encuestados también citan los altos niveles de deuda, los riesgos geopolíticos y el cambio climático como el principal riesgo. No obstante, más de una cuarta parte cita el riesgo de que la inflación desencadene turbulencias en los mercados financieros como muy significativo, y el 75% lo considera significativo o muy significativo.

Por ahora, el IPC armonizado ha pasado de tasas negativas en diciembre de 2020 a alcanzar el 1,6% en abril en la zona euro. En países como Alemania, España u Holanda, la inflación ya está avanzando a un ritmo superior al 2%. En el caso de EEUU, el IPC se ha establecido en el 2,6%, mientras que el PCE (también conocido como deflactor) ha superado el 2% y las expectativas de inflación están máximos de una década. Se prevé que tanto en EEUU como en la zona euro la inflación supere durante algunos meses el 3%, aunque esta previsión podría estar incluso subestimada.

A los cuellos de botella, la caída de los inventarios y el alza de las materias primas, hay que sumarle los programas de estímulo de los gobiernos, que han protegido las rentas de las familias durante la crisis. Si el consumo recupera los niveles previos al covid o los supera (solo sucederá si se empieza a gastar el exceso de ahorro acumulado), la economía tendrá problemas para adaptarse a la nueva velocidad de la demanda. Esto es lo que se conoce en jerga económica como efectos de límite de velocidad. La economía podría necesitar un tiempo (para volver a contratar, abrir nuevas empresas, adquirir nuevo capital...) para satisfacer la demanda producto del fin de las restricciones.

Los economistas de la firma financiera Blackrock comentan en una nota para clientes que ante esta situación "veremos volatilidad a corto plazo en la inflación a medida que la economía se recupera, pero creemos que los mercados subestiman el potencial de las presiones al alza de los precios a medio plazo". La inflación podría situarse fácilmente por encima del 3% en EEUU durante los próximos años.

Una crisis con un impacto similar al de un desastre natural

Estos expertos argumentan que el impacto del covid sobre la economía ha sido más parecido al de un desastre natural que viene seguido de un rápido 'reinicio' rápido, que al de una recesión tradicional que termina con una recuperación progresiva. "Consideramos que esta naturaleza distinta del shock tiene profundas implicaciones para la inflación: la pandemia no provocó un déficit típico de la demanda como en las recesiones normales; porque ha provocado déficits tanto en la oferta como en la demanda. A medida que la economía reabra, tanto los cuellos de botella de la oferta como la demanda reprimida irán cobrando protagonismo", aseguran los analistas de Blackrock.

Desde Bank of America Merrill Lynch exponían en un trabajo reciente que la inflación podría sorprender al alza y poner nerviosos a los mercados. Por ahora, las bolsas no han hecho otra cosa que subir y subir, no solo por las expectativas de recuperación real (PIB real), también por una previsión de precios al alza que permitirá unos márgenes mayores en algunos sectores.

"En los próximos meses, vemos una inflación sorprendente al alza a medida que la economía se recupera. Una señal de alerta temprana ha sido el aumento en las tarifas de los fletes. Los precios del petróleo parecen estar a punto de duplicarse con respecto a 2020. Los precios de los alimentos también se están acelerando", sostienen los analistas de BofA. No obstante, reconocen que este aumento de la inflación se debe en gran parte a los bajos precios registrados en 2020.

Pero aún así hay tendencias de fondo que no se están teniendo en cuenta en el presente, pero que también podrían estar empezando a jugar un papel relevante. La reversión de la globalización puede ser uno de ellos. La transición primero y unos mayores costes de producción después puede presionar al alza los precios de muchos bienes que hoy se producen en países con costes laborales muy bajos. Además, la jubilación de la generación del baby boom puede agudizar la escasez de ciertos perfiles en el mercado laboral, incrementando los costes de producción (los laborales en este caso) de algunos bienes y servicios.

Aunque la preocupación sobre la inflación se está agudizando en todas partes, en Europa sigue siendo difícil ver algo más allá de un susto en 2021. "El débil estado de los mercados laborales en Europa sigue siendo un motivo clave para nuestras moderadas perspectivas de inflación a medio plazo. La inflación puede sorprender al alza este año, ya que la demanda se está recuperando en un entorno de oferta restringida y mayores costes de insumos, lo que podría afectar a las expectativas de inflación de los hogares, complicando la comunicación del BCE en el segundo semestre. Sin embargo, dada la cantidad de mano de obra inutilizada (parados, ertes, inactivos...), vemos pocas posibilidades de un aumento sustancial de los salarios, el ingrediente clave para la inflación subyacente avance", comenta Anatoli Annenkov, economista de Societe Generale.

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