Con la rentabilidad del bono americano a 10 años flirteando ya con niveles no vistos desde el pasado marzo y atisbando ya una inclinación de la curva de rendimiento, la banca estadounidense comienza a ver luz al final del túnel.
Con la rentabilidad del bono americano a 10 años flirteando ya con niveles no vistos desde el pasado marzo y atisbando ya una inclinación de la curva de rendimiento, la banca estadounidense comienza a ver luz al final del túnel.
Mientras el gobierno del republicano Donald Trump continúa sin conceder la victoria al presidente electo, Joe Biden, negando así el acceso de su equipo de transición a información confidencial y clasificada, la recuperación en Estados Unidos se aferra a dos catalizadores inminentes.
Entre la euforia bursátil suscitada por las noticias de la vacuna de Pfizer y BioNtech, además de la resaca dejada por la victoria presidencial del demócrata Joe Biden, los inversores se preparan para sufrir un nuevo deja vu electoral que se repetirá de nuevo en menos de dos meses. Al fin y al cabo, aunque la constitución de la Cámara de Representantes quedará fijada el próximo 3 de enero, el control del Senado tendrá que esperar al próximo 5 de enero, con la segunda vuelta por los dos escaños en juego en Georgia.
El cambio de guardia que se avecina en la Casa Blanca apaciguará el trauma comercial infligido por el presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, especialmente con la Unión Europea. Sus reveses arancelarios, que incluyen el acero, aluminio así como gravámenes por el caso de los subsidios a Airbus o las recientes amenazas suscitadas por la tasa Google, podrán amortiguarse con el desembarco el próximo 20 de enero del demócrata Joe Biden en el Despacho Oval.
El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, se comprometió durante el fin de semana en su primer discurso tras confirmarse su victoria electoral el pasado sábado a “restaurar la columna vertebral” del país haciendo hincapié en la clase media y trabajadora. Confiando en su capacidad de poder orquestar la “mayor coalición jamás vista”, el demócrata tendrá que hilar fino para apaciguar al ala más progresista de su partido y la bancada republicana, que amenaza con retener el control del Senado.
El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, se dirigió en la noche del sábado a la nación desde Wilmington, Delaware, tras su triunfo electoral. Como ya hizo durante toda la semana antes de conocerse el resultado de las urnas, el demócrata pidió una reconciliación para todos los ciudadanos tras la brutal campaña y la negativa del republicano, Donald Trump, a reconocer su derrota.
Con la hazaña por delante de asegurarse de que la economía de Estados Unidos evita cualquier traspié y su recuperación se consolida, el presidente electo, Joe Biden, orquestará un sólido equipo compuesto por caras conocidas de la Administración de Barack Obama, altos funcionarios de la Reserva Federal, empresarios y veteranos allegados al demócrata durante su paso por el Senado y la vicepresidencia del país.
La agenda del presidente electo de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, y la vicepresidenta Kamala Harris se enfrenta a la espinosa tarea de congeniar con la composición del Senado. En ausencia de una plena mayoría en el Senado, que supondría el control de 60 escaños, las esperanzas de un estímulo fiscal a gran escala se habrán desvanecido. | EN DIRECTO: así ha sido el recuento en las elecciones de EEUU
El nominado demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, volvió a última hora del viernes a dirigirse a la nación desde Wilmington, Delaware, donde insistió que ganará las elecciones. Escoltado por la candidata a la vicepresidencia, Kamala Harris, el demócrata señaló cómo en las últimas 24 horas el conteo de votos le ofrecían una ventaja en Georgia y Pensilvania, además de la ya registrada previamente en Arizona y Nevada.