Mientras el gobierno del republicano Donald Trump continúa sin conceder la victoria al presidente electo, Joe Biden, negando así el acceso de su equipo de transición a información confidencial y clasificada, la recuperación en Estados Unidos se aferra a dos catalizadores inminentes.
El primero, la potencial aprobación de la vacuna contra el Covid-19 de Pfizer y BioNTech que podría dar acceso a decenas de millones de dosis antes de finales de año. Por otro, la expectativa de que un nuevo paquete de estímulo de hasta un billón de dólares pasará el visto bueno del Capitolio si no bien el próximo 11 de diciembre seguramente en el primer trimestre de 2021.
"La disponibilidad potencial de una vacuna segura y eficaz en los próximos meses es un positivo inequívoco para las perspectivas de crecimiento estadounidense", estima Andrew Hollenhorst, economista jefe de Citi, quien advierte que todavía podríamos atender a una breve desaceleración de la actividad seguida de un fuerte repunte.
Al fin y al cabo, la reanudación de la actividad en las grandes ciudades puede ralentizarse ya que las compañías podrían retrasar la vuelta a la oficina hasta que se garantice la disponibilidad de una vacuna a nivel masivo.
Pfizer planea solicitar la autorización de emergencia de la vacuna, administrada en dos dosis, a la Administración de Fármacos y Alimentos de EEUU (FDA por sus siglas en inglés) a finales de este mes, liberando dosis suficientes para inmunizar entre 15 y 20 millones de personas a este lado del Atlántico antes que acabe el año. Dicho esto, no se debe pasar por alto que la vacuna debe almacenarse en condiciones extremas, lo que aumenta la posibilidad de obstáculos logísticos iniciales, que no deberían impedir un acceso más amplio en la primer mitad de 2021.
Para Jay Hatzius, economista de Goldman Sachs, suponiendo que la FDA aprueba al menos una vacuna antes de enero y la inmunización comience poco después, "el crecimiento debería repuntar con fuerza en el segundo trimestre". De hecho, Hatzius incide en que la crisis económica como consecuencia de la pandemia no dejará cicatrices profundas, de ahí que estime que el PIB de EEUU avanzará el próximo año un 6,5%, por encima del 5,2% que prevén tanto el consenso como el Fondo Monetario Internacional.
Pendiente de la pandemia
Aún así, las perspectivas económicas de EEUU siguen dependiendo en gran medida de la evolución de la pandemia. Con más de 10,1 millones de infecciones y una media diaria de 116.884 casos durante la última semana, se espera que la Administración del presidente electo, Joe Biden, no implemente confinamientos que obliguen a frenar la actividad. Eso no quiere decir que algunos gobernadores del país impongan restricciones localizadas, como es el caso de Nueva Jersey, que activará toques de queda limitados para acceder a restaurantes.
En estos momentos el optimismo entre el sector privado recupera niveles no vistos desde octubre de 2018. Según el último sondeo realizado por IHS Markit sobre las perspectivas de negocio, el 31% de las compañías encuestadas proyecta un crecimiento fuerte en los próximos 12 meses, por encima del 26% a nivel mundial y muy por encima de los niveles del 15% registrados en junio.
"Las empresas del sector privado de EEUU se han mostrado notablemente más optimistas durante octubre, en lo que se refiere a expectativas de producción, fortalecimiento del empleo, la inversión y los beneficios", explica Siân Jones, economista de IHS Markit. Aunque la pandemia se perfila como el potencial riesgo a la baja para el crecimiento durante el próximo año, las expectativas de una vacuna y el fin de las elecciones presidenciales indican que el próximo año se terminará por impulsa la demanda.
En estos menesteres juega un papel importante la posibilidad de un próximo paquete de estímulo. Mientras la composición final del Senado no se conocerá hasta el próximo 5 de enero, cuando se celebre la segunda vuelta por los dos escaños en juego en la Cámara Alta, tanto republicanos como demócratas tendrán oportunidad de aprobar un nuevo paquete de estímulo antes del próximo 11 de diciembre, la fecha límite para aprobar una resolución de gasto que evite el cese de las actividades del gobierno federal. De lo contrario habrá que esperar al resultado en Georgia, donde se determinará si el Senado acabará en manos republicanas o de lo contrario virará a favor de los demócratas.
A día de hoy se descuenta una nueva remesa de ayudas fiscales para paliar las consecuencias de la pandemia que alcanzará al menos un billón de dólares si el Capitolio continúa dividido. En caso de una barrida demócrata, el programa podría ascender a más de 3 billones de dólares. Independientemente de su tamaño, se espera que la brecha del PIB con respecto a los niveles previos al impacto del coronavirus se cierre próximamente. "Incluso si el Congreso acuerda un paquete fiscal más pequeño, de tan solo un billón de dólares, con el PIB un 3,5% por debajo de su nivel previo a la pandemia, este estímulo sería suficiente para recuperar toda la producción restante perdida", asegura Paul Ashworth, economista jefe de Capital Economics.