A falta de cuatro días para cerrar las urnas y con más de 84 millones de votos ya emitidos (una participación ya de más del 50% del censo), las encuestas para las elecciones de EEUU dejan una cosa clara: Joe Biden es el favorito incontestable, y si los sondeos aciertan (o fallan en su favor), podría protagonizar una de las victorias más aplastantes en varias décadas. Pero para todos los que aún recuerdan el resultado de 2016 como si fuera ayer, la posibilidad a observar es que las encuestas fallen a favor de Donald Trump. En ese caso, el margen de Biden es lo suficientemente grande como para seguir en cabeza: haría falta un error catastrófico e histórico de cientos de sondeos, unos fallos generalizados muchísimo mayores que los de la última vez, para que Trump ganara con claridad. Pero una de los dichos es que, cuando los resultados están ajustados, no importa tanto lo que se haya votado sino quién cuente los votos. Y el Partido Republicano está haciendo todo lo posible para asegurarse que, en caso de duda, Trump termine por encima.

Redactor de Internacional. Aprendí a cubrir economía en Argentina, aunque mi pasión siempre ha estado en Reino Unido y EEUU, en las que me centro actualmente, porque si algo no son precisamente estos dos países es aburridos. Estudio sobre el bitcoin y el universo de ideas y fraudes que ha crecido alrededor en mis ratos libres.