Redactor de Internacional. Aprendí a cubrir economía en Argentina, aunque mi pasión siempre ha estado en Reino Unido y EEUU, en las que me centro actualmente, porque si algo no son precisamente estos dos países es aburridos. Estudio sobre el bitcoin y el universo de ideas y fraudes que ha crecido alrededor en mis ratos libres.

Una vez concluida la sesión en los parqués estadounidenses, la atención de los inversores se ha centrado en los resultados de Meta relativos al segundo trimestre de su año fiscal. Las decepcionantes cuentas de Alphabet, Tesla y Microsoft habían provocado un seísmo tecnológico que había lastrado a las plazas norteamericanas, provocando pérdidas mensuales en el Nasdaq 100 y el S&P 500. Aunque los valores tech han recuperado el pulso este martes, después de conocer el cambio de planes de EEUU para recrudecer la guerra de los chips con China y escuchar a Powell hablar abiertamente de una bajada de tipos en septiembre, los operadores esperaban expectantes los resultados de la matriz de Facebook. Así, según ha comunicado la propietaria de Instagram, su rendimiento ha sido tan bueno que ha logrado batir las expectativas de ingresos y beneficios, gracias al impulso de la IA en la publicidad.

Wall Street ha desatado el estado de euforia tras varias jornadas de caídas constantes. La matización del bloqueo de chips que había ordenado EEUU y la señal de la Reserva Federal de que las bajadas de tipos están en la mesa de cara a septiembre y el resto del año han provocado una oleada de fuertes subidas en todos los grandes índices, con la tecnología a la cabeza.

Política monetaria

La Reserva Federal ha cumplido con las expectativas: el banco central ha mantenido los tipos en el rango del 5,25% al 5,50%, como se esperaba. Pero en su comunicado, la Fed no aclara si bajará los tipos en septiembre, recordando que "hacen falta más certezas" antes de optar por una bajada de tipos. Eso sí, el comunicado de la Fed presenta algunos matices frente al de la reunión de junio, con los que reconocen estar un paso más cerca de cumplir su objetivo.

Microsoft ha saltado a la palestra de la temporada de resultados, siendo la tercera firma de las Siete Magníficas en presentar sus cuentas. Las primeras en hacerlo fueron Tesla y Alphabet, cuyo decepcionante rendimiento aterrorizó a los inversores, desatando las ventas en el vigoroso sector tecnológico. Como resultado, los parqués estadounidenses vivieron un seísmo bursátil, aumentando las dudas sobre una posible burbuja en la Inteligencia Artificial y reforzando el golpe de timón hacia las pequeñas capitalizadas. Y, en ese camino, Microsoft ha comunicado unas cuentas que respaldan la teoría del enfriamiento del auge tecnológico en bolsa.

La flamante ministra de Economía británica, Rachel Reeves, ha sacado la motosierra para cuadrar las cuentas que heredó del Partido Conservador. En una declaración durísima que dejó al Parlamento helado, Reeves acusó a su predecesor, Jeremy Hunt, de dejar un agujero de 22.000 millones de libras entre "bajadas de impuestos sin financiar, gastos disparados" en numerosos departamentos y promesas de gastos "supuestamente financiadas por la misma partida de ingresos múltiples veces". Un descuadre que le obliga a sacar las tijeras nada más llegar al poder: "Si no lo podemos pagar, no nos lo podemos permitir", fue su muletilla.

La bolsa estadounidense vive un momento clave para determinar el sendero por el que caminará en el futuro. Tras la publicación del dato de inflación en junio, los inversores habían iniciado una rotación de carteras hacia las pequeñas capitalizadas, abandonando los valores más vigorosos del parqué, es decir, las firmas del sector tecnológico. El dato del IPC del mes pasado ha llevado a los operadores a ver clara un primer recorte de los tipos de interés en septiembre, lo cual animó a los inversores a apostar por las small caps, en detrimento de la tecnología. Ahora, la temporada de resultados permitirá al mercado comprobar el músculo de este sector. De momento, dos grandes tecnológicas, Alphabet y Tesla, han presentado sus cuentas, las cuales no han convencido a los inversores. Ello ha penalizando al Nasdaq 100, que ha firmado su mayor caída desde octubre de 2022.

Si Venezuela fuera un país normal, las elecciones de este domingo parecerían aburridísimas: todas las encuestadoras independientes apuntan a una victoria aplastante del candidato de la oposición, Edmundo González, por más de 30 puntos de ventaja. Pero nadie es capaz de imaginarse que el actual presidente, Nicolás Maduro, vaya a aceptar una derrota electoral sin más. Hace cinco días, el líder chavista amenazó con desatar "un baño de sangre" y "una guerra civil" si los ciudadanos venezolanos votan por González. El resultado es que los comicios llegan con un nivel de incertidumbre que no se veía en décadas.

Tesla ha presentado los resultados correspondientes al segundo trimestre de su actual año fiscal, y la firma que lidera Elon Musk ha decepcionado a los inversores. A pesar de batir las estimaciones de ingresos, la firma ha revelado que sus beneficios se han desplomado un 46% interanual. En dólares contantes y sonantes, la firma ha obtenido unos beneficios de 1.610 millones de dólares, frente a los 1.810 millones esperados por los analistas y los 2.703 millones del mismo periodo del año anterior. Y ha avisado de que en lo que queda de este año, las expectativas no son mucho más favorables.

La carrera por la Casa Blanca ha vivido un giro radical que, aunque desde el viernes ya empezaba a presentarse como una gran opción real, el paso a un lado de Joe Biden y el ascenso de Kamala Harris supone un giro radical. Ahora, a la espera de que los demócratas cierren filas en torno al nuevo liderazgo, el camino hacia la presidencia toma un nuevo cariz y, aunque las dudas sobre la contienda se aclaran, los mercados se han llenado de incertidumbre. La decisión de Biden ha provocado que el triunfo de Trump que parecía cada vez más claro, se ponga en entredicho. Al menos esa es la sensación que empieza a impregnarse en Wall Street que habla de batalla por la Casa Blanca como una moneda al aire.

El pasado mes de abril, con motivo de la publicación de los resultados del primer trimestre, Netflix aseguró que el mercado del streaming ya estaba maduro, y que había llegado la hora de centrarse en ganar más dinero, en lugar de procurar una mayor expansión. Aquello reforzó la posición de quienes aseguran que las guerras del sector del streaming han finalizado, y que Netflix es el ganador de la contienda. A través de un incremento de la calidad del contenido, con películas galardonadas con premios Óscar como Sin novedad en el frente o La sociedad de la nieve, así como un aumento de la variedad del mismo, gracias a la apuesta por el deporte, la compañía ha logrado situarse en lo más alto de la torre del streaming. En este sentido, Netflix ha comunicado unos resultados que, si bien han batido las expectativas de ingresos y beneficios, han dejado fríos a los inversores por la previsión de crecimiento para el próximo trimestre.