Aunque fuera del foco mediático mundial, un país de Oriente Medio lleva años atrapado en una crisis histórica que, aunque ahora parece estabilizarse, en realidad entraña enormes dificultades y peligros que pueden golpear a toda la región. Egipto lleva años sufriendo una crisis económica que va y viene según las circunstancias internacionales, pero que se basa en dos ingredientes letales: un gasto estructural desenfrenado y una enorme carga de deuda vigente. Y en los últimos años, los desastres no han dejado de sucederse: por un lado, el país se había encomendado a una espiral de enorme gasto público sin los ingresos para sostenerla. Por otro lado, un golpe en sus ingresos por los ataques hutíes en el Mar Rojo (bloqueando el canal de Suez), unos mayores costes energéticos desde la guerra de Ucrania y un turismo derrumbado, primero por el covid y después por la guerra en Gaza, justo en su frontera noreste. Esta tormenta perfecta llevó a una de las peores crisis de su historia, con un shock de liquidez y la posibilidad de un impago total de su deuda, al no tener cómo afrontarla.

Redactor de Internacional. Aprendí a cubrir economía en Argentina, aunque mi pasión siempre ha estado en Reino Unido y EEUU, en las que me centro actualmente, porque si algo no son precisamente estos dos países es aburridos. Estudio sobre el bitcoin y el universo de ideas y fraudes que ha crecido alrededor en mis ratos libres.