Redactor de Internacional. Aprendí a cubrir economía en Argentina, aunque mi pasión siempre ha estado en Reino Unido y EEUU, en las que me centro actualmente, porque si algo no son precisamente estos dos países es aburridos. Estudio sobre el bitcoin y el universo de ideas y fraudes que ha crecido alrededor en mis ratos libres.

El presidente de EEUU, Joe Biden, ha asegurado en la cumbre de la OTAN en Madrid que los estadounidenses tendrán que soportar los altos precios de la gasolina "el tiempo que sea necesario" hasta que el "dictador" ruso, Vladimir Putin, ponga fin a la invasión de Ucrania. Sus comentarios se son muy cercanos a los del primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, su aliado geopolítico más cercano, que también se enfrenta a una grave crisis política y económica provocada por la inflación.

La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, ha cumplido la promesa con la que ganó las últimas elecciones autonómicas: convocar un nuevo referéndum de independencia. Este martes, en el pleno del Parlamento escocés, Sturgeon presentó un proyecto de ley para convocar el segundo plebiscito en una década. La fecha elegida, el 19 de octubre de 2023.

La volatilidad se ha adueñado por completo del bitcoin en una sangría para la historia a lo largo de este 2022. Sin embargo, no son solo los inversores los que están en una situación crítica: el desplome de las criptomonedas también ha puesto entre la espada y la pared a los mineros. Gran parte de ellos se han encontrado que la elevada inversión realizada en equipos para extraer criptomonedas ya solo les ofrece pérdidas.

Lunes 13 de junio, un día negro para los mercados: los datos de la inflación del viernes anterior golpean con fuerza a los principales índices, cuyos inversores huyen ante la perspectiva de nuevas y agresivas subidas de tipos en la reunión de la Fed de esa misma semana, tal y como finalmente sucede. En ese contexto, las criptomonedas viven una jornada de pesadilla atrapadas en una espiral bajista y las principales firmas de compraventa de estos activos están bloqueando las transacciones de los usuarios que quieren vender.

El lunes, el Gobierno británico presentó a bombo y platillo un proyecto de ley para romper el acuerdo del Brexit. El miércoles, la UE reactivó la respuesta judicial contra el posible incumplimiento del tratado internacional. Y este jueves, el proyecto de ley ha desaparecido del calendario legislativo, en el que quedan pocas fechas antes de las vacaciones de verano.

Alemania está empezando a prepararse para un posible corte total del gas ruso, después de que el país redujera un 60% los envíos a través del gasoducto Nord Stream. Y el vicecanciller y ministro de Economía y Cambio Climático, Robert Habeck, ha lanzado un mensaje claro a los ciudadanos: "Hay que ahorrar gas y energía. Cada kilovatio hora cuenta en esta situación".

La Reserva Federal da la sorpresa. Frente a la subida galopante de la inflación ha decidido tomar medidas subiendo los tipos de interés al 1,5%, un alza de 75 puntos básicos, el mayor incremento de una tacada desde 1994 y por encima de lo que se esperaba el consenso del mercado hasta hace poco. En su comunicado oficial, la institución ha remarcado que esta medida se encuadra en su lucha por volver a situar la inflación en un rango cercano al 2%.

La crisis política que vive el primer ministro británico, Boris Johnson, que sobrevive en Downing Street a duras penas, le ha llevado a lanzar lo que él mismo denomina "un gato muerto" encima de la mesa para cambiar de tema. Y el animal escogido para atraer la atención de Europa entera es el proyecto de ley para romper el acuerdo del Brexit que él mismo negoció y presentó como centro de su programa electoral en los últimos comicios. Un proyecto que llevaba flotando por Londres desde hace años pero que no se había materializado hasta hoy, causando una dura respuesta desde Bruselas.

La subida de los precios, acelerada por la fuerte alza de los precios de los combustibles, está golpeando a todo el mundo. Este martes, el FMI ha publicado unas recomendaciones de política fiscal para hacer frente a los efectos de la inflación en los ciudadanos. Y sus consejos son claros: evitar las bajadas de impuestos y subsidios generalizados y optar por las ayudas concretas a los grupos más vulnerables.

Boris Johnson sigue siendo primer ministro del Reino Unido, pero no está muy claro de cuánto aguantará. La moción de censura interna le ha dejado con una terrorífica victoria pírrica: 211 votos a 148, apenas un 58% de respaldo en su grupo parlamentario. Un resultado que le mantiene técnicamente en el poder, pero que le deja en un coma político.