Otra crisis más esquivada. La economía de la eurozona vuelve a tener pulso, tal y como han revelado los indicadores PMI publicados esta semana. El mercado laboral sigue mostrando fortaleza, la inflación está bajando y los salarios empiezan a contenerse. Además, la parte más abrupta de la transmisión de la política monetaria a la economía podría haber terminado. Si todo lo anterior se confirma, no sería ninguna locura declarar que lo 'peor' para la economía de la zona euro podría haber quedado atrás. ¿Qué supone esto en términos de política monetaria? El Banco Central Europeo (BCE) ya no tendrá tanta prisa por empezar a bajar los tipos de interés y podrá mantener una 'tradición' histórica: esperar a que la Reserva Federal de EEUU mueva ficha, analizar el impacto inmediato en los mercados, y actuar en consecuencia. El 'problema' es que la Fed cada día repite más alto que va a proceder con calma porque la economía americana sigue a todo gas. Se complica así saber quién va a dar primero el gran paso.