En la última década, el ecosistema de proyectos emergentes en España ha experimentado un crecimiento considerable, reflejando tanto el potencial de los emprendedores nacionales, como el interés de los inversores internacionales. La necesidad de adaptar el tejido empresarial de nuestro país a las exigencias de un mundo cada vez más digital y globalizado ha impulsado este desarrollo que, si bien apunta a un futuro prometedor para el ecosistema, depende de múltiples factores como el acceso a la financiación, las estrategias de valor de los proyectos y la capacidad de transformación ante un mercado en constante cambio.