opinión
Nuevamente la preocupación sobre la situación económica ha saltado del escrutinio de los que seguimos los indicadores macroeconómicos a ser toda una preocupación para los bancos centrales. Tanto la Reserva Federal como el BCE, especialmente este último, parecen decididos definitivamente a tomar medidas. Si nos centramos en la economía europea el problema es la atonía, la actividad sigue sin revitalizarse. Es más, la actividad que se detecta puede estar insuflada por el anticipo de las empresas a los posibles problemas que generen problemas de abastecimiento ante el Brexit y la guerra comercial en la que estamos inmersos de hoz y coz.