Marta González es redactora en elEconomista.es, donde se incorporó en junio de 2021. Graduada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, le interesa el medioambiente y escribe sobre temas variados, desde startups y criptomonedas hasta barcos.

El auge y caída del imperio de Victoria's Secret ha sido, junto al de Abercrombie & Fitch, uno de los más comentados de la última década y también lo está siendo sus intentos por resurgir cual ave fénix de sus cenizas. El viraje anunciado por la compañía -basado en dejar atrás su corte de ángeles de medidas imposibles para abrazar la moda inclusiva y empoderadora- se ha materializado en su última campaña publicitaria, protagonizada por mujeres de diferentes colores de piel, edades, formas y capacidades, luciendo ropa interior sencilla y cómoda. Paradójicamente, este cambio tampoco parece convencer a algunos consumidores, quienes han acudido raudos a Twitter para calificar la nueva línea de "aburrida" y pedir que vuelvan "las alas" (en alusión a sus famosos ángeles).

La pandemia, la guerra de Ucrania y la inflación no han hecho más que agrandar la brecha entre el 99% de la población y el 1% que posee casi el 40% de la riqueza mundial. Una situación ante la que muchos clamar por un cambio en el status quo y por "comerse a los ricos". Aunque no se ha producido una gran revolución, ahora es posible hacerlo de verdad. El colectivo de arte estadounidense MSCHF ha puesto a la venta polos con la cara de multimillonarios como Elon Musk y Jeff Bezos a 10 dólares cada uno.

El viernes, Elon Musk anunció que cancelará el acuerdo para comprar Twitter por 44.000 millones de dólares, 54.20 dólares por acción. La decisión provocó la reacción esperada: la red social tomará acciones legales para que la justicia obligue a que la operación se haga efectiva. Asimismo, ha dado lugar al surgimiento de nuevas teorías sobre las motivaciones ocultas del multimillonario para presentar esa astronómica oferta y su posterior retirada.

Las hemos visto en cientos de películas de ciencia ficción y pronto podremos hacerlo en persona: las lentes de contacto inteligentes ya son una realidad. Este invento, diseñado y materializado por Mojo Vision, añade una capa de imágenes artificiales en la visión de su portador y tiene el potencial para cambiar el futuro de la tecnología y nuestras vidas.

Veranear en las cristalinas costas del mar Mediterraneo ya no es una opción para los rusos acaudalados. La guerra de Ucrania y las sanciones impuestas por las naciones occidentales han obligado a los multimillonarios y empresarios de Rusia a buscar nuevos lugares donde residir durante la temporada estival, pero también el resto del año, y muchos de ellos parecen haberse decantado por el mismo: Dubái.

Poco a poco, el planeta se adentra en uno de los veranos más calurosos desde que se tiene registro. Hasta ahora, unas temperaturas tan abrasadoras como estás se combatían poniendo el aire acondicionado, pasando largas horas en la piscina (los más afortunados) y recurriendo a una bebida refrescante o un helado. Sin embargo, la inflación ha reducido las opciones, impactando incluso en las más económicas. Es el caso de los helados en China, donde el gasto en estos productos supera con creces el de EEUU y su precio se ha disparado en los últimos meses.

Los fondos cotizados (ETF) triunfan en China. En los últimos cinco años, el número de ETF en el país asiático se ha cuadruplicado, hasta alcanzar los 645, y se ha convertido en un negocio de 209.000 millones de dólares, tres veces más que en 2017. En comparación, el mercado de valores apenas ha aumentado un 53% en el mismo periodo de tiempo, hasta las 4.615 acciones.

El Salvador no es el único que ha apostado por el bitcoin y está sufriendo las consecuencias del criptoinvierno. Al igual que Nayib Bukele, Elon Musk ha demostrado su pasión por la principal criptodivisa. Tal es así, que a principios de 2021 anunció que Tesla llevaría a cabo una inversión de 1.500 millones de dólares en bitcoin. Año y medio después, la criptomoneda ha cerrado su peor trimestre en una década y no consigue alejarse demasiado del entorno de los 20.000 dólares. Para el fabricante de coches eléctricos, este desplome se traduce en unas pérdidas que ascienden a miles de millones de dólares.