Periodista económico

La segunda semana de confinamiento va a ser terrible. Llegaremos donde hoy se encuentra Italia. Miles de muertos y decenas de miles contagiados por el Covid-19. La gente en su casa se va a empezar a deprimir y a ponerse triste. Esto es solo el principio como dice Angela Merkel, quien vaticina que el 70% de la población va a ser contagiada. El sistema sanitario se va a colapsar en lugares como Madrid y Barcelona. Los que menos esperanza de vida tengan no podrán ser atendidos porque estamos ya inmersos en una sanidad de guerra donde los médicos eligen a quién prestan cuidado. En el terreno económico las cosas no van a ir mejor. España ha entrado ya en recesión y si se extiende al segundo semestre la paralización productiva perderemos un trimestre del PIB, unos 330.000 millones de euros y cientos de miles de puestos de trabajo. Si miramos a la bolsa podemos hablar con propiedad del crack del 2020 que será peor al del 2008.

El coronavirus se propaga más rápido en España que en Italia. Cuando se contabilizaban cerca de 5.000 contagiados y casi un centenar de muertos Pedro Sánchez aún no había hecho nada. En todo momento ha ido por detrás de los acontecimientos. Madrid, que se ha convertido en el centro de la pandemia con la mitad de contagiados y fallecidos tenía que haber quedado aislada desde hace semanas.

opinión

El Partido Socialista de Cataluña (PSC) no tiene suerte. Su líder Miquel Iceta convenció a Pedro Sánchez para que nombrase a Salvador Illa como ministro de Sanidad. Lo que inicialmente iba a ser una especie de balneario político -Pablo Iglesias había rechazado el puesto por considerarlo poca cosa-, se ha convertido en el epicentro de la tormenta de la gran epidemia del coronavirus. Su portavoz, el epidemiólogo Fernando Simón, se ha convertido en el hombre más popular de España. Como si se tratase del hombre del tiempo, nos da dos veces el parte del número de muertos e infectados.

El coronavirus Covid-19 ha dejado en papel mojado los presupuestos para este año y el que viene. Según ha reconocido Nadia Calviño "nadie puede cuantificar el impacto económico de esta epidemia". Aunque lo que sí se sabe, según el consenso de economistas, es que será muy alto. Incluso se teme una recesión similar a la del 2008 con las hipotecas basura. Por tanto, lograr un crecimiento económico del 1,6% parece más que improbable. Todo parece indicar que no habrá creación de empleo y que se incrementará el paro. Si esta hipótesis se confirmase el objetivo de reducir el déficit público al 1,8% del PIB es pura fantasía.

Si fue la política quien terminó con Mariano Rajoy será la economía quien termine con Pedro Sánchez, como dice mi buen amigo José Antonio Zarzalejos. Y todos los datos apuntan por ahí. El gobierno lleva dentro el germen de su destrucción. Pepe Álvarez (UGT) y Unai Sordo (CCOO), apoyados activamente por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quieren terminar con la reforma laboral de Fátima Báñez. La que ha permitido crear dos millones de empleos e iniciar un "círculo virtuoso que comenzó en 2014 y que se ha prolongado hasta hoy. En la medida en que el poder sindical tome las riendas empezará a crecer el paro y se producirá un "círculo pernicioso" que pondrá fin al ciclo de crecimiento.

Santiago Abascal se ha convertido, sin desearlo, en el gran aliado de Pedro Sánchez. Como en la película dirigida por Renny Harlin, La alianza del mal (2006). Gracias a ella el centro derecha no va a ganar nunca en España. No solamente ha dividido el voto, lo cual penaliza electoralmente como consecuencia de nuestra ley electoral, sino sobre todo porque ha radicalizado a Pablo Casado sacándole del centro. El gobierno progresista de Pedro y Pablo, alias "los Picapiedra", han tomado al dirigente de Vox de "tonto útil" para que haga de cuña tronco de la oposición. Con una enorme habilidad, la izquierda ha logrado que al PP y Ciudadanos se les identifique con el "trifachito". Todos son fascistas y malvados mientras que ellos son los buenos, los tolerantes y los demócratas.

Hace tan solo unos meses la pérfida Inés Arrimadas tenía el objetivo de “cepillarse” a Pablo Casado y hacerse con el control del PP. Junto a su amigo del alma Albert Rivera estaba plenamente convencida de que el partido conservador “estaba muy mal” y que se echarían en sus brazos. Ambos, Albert e Inés, soñaban con ser los mandamases del centro derecha español y abandonaron su proyecto de convertir a Ciudadanos en partido bisagra para centrar la política española. Con un bandazo espectacular se situaron entre el PP y Vox para captar el electorado de derechas. Cayeron en su propia trampa, igual que caen las moscas cojoneras en la tela de araña donde les aguarda una muerte lenta, como no hace tanto le había pasado a Rosa Díez y a su UPyD.

Por el camino que vamos, lo más destacado de los cien primeros días del gobierno de Pedro y Pablo será la falta de transparencia informativa. Como en La ley del silencio (1954), la obra maestra de Elia Kazan, magistralmente interpretada por Marlon Brando, hay personas y grupos de matones que atemorizan a los que se atreven a protestar. Existe un sentimiento cada vez más generalizado de que al gobierno "progresista" no le gustan los periodistas, sobre todo los que hacen su trabajo preguntando cosas molestas.

Tribuna Guindal

Si el histórico dirigente de la patronal española, Jose María Cuevas levantase la cabeza se volvería a morir del susto contemplando al nuevo presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, haciendo de tonto útil para mayor gloria del gobierno de Pedro y Pablo. La firma solemne de la subida del salario mínimo con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y con los secretarios generales de CC.OO. Unai Sordo, y de UGT, Pepe Álvarez, es un paripé de tal envergadura que da vergüenza ajena.

De Cine Mario Guindal

El enfrentamiento entre Gobierno y oposición por el nombramiento de Dolores Delgado como fiscal general del Estado; el rifirrafe ente el vicepresidente Iglesias y el Consejo del Poder Judicial; y la desautorización de la Justicia por parte de los tribunales europeos para que Puigdemont y Comín puedan ejercer como eurodiputados son simplemente la continuación del juicio del procés. Esto solo es el principio, aún queda por conocer la decisión del Tribunal de Estrasburgo, donde puede pasar de todo.