Opinión

Gobierno y sindicatos conspiran contra el empleo

El alza del SMI dificulta la creación de empleo en varios sectores

Si el histórico dirigente de la patronal española, Jose María Cuevas levantase la cabeza se volvería a morir del susto contemplando al nuevo presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, haciendo de tonto útil para mayor gloria del gobierno de Pedro y Pablo. La firma solemne de la subida del salario mínimo con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y con los secretarios generales de CC.OO. Unai Sordo, y de UGT, Pepe Álvarez, es un paripé de tal envergadura que da vergüenza ajena.

Después de una subida del 22,3% en el 2019 otra del 5,5% para este ejercicio, resulta un auténtico atentado contra la creación de empleo. En un país como España que sufre una tasa del 14% de paro, duplicando a la media europea, la prioridad debería ser crear las condiciones necesarias para emplear a esos 3,3 millones de trabajadores que están en sus casas mano sobre mano. ¡Pero no! La prioridad es mejorar las condiciones de los trabajadores que ya están instalados y que son los que pagan las cuotas sindicales. "Una buena noticia para los trabajadores" que diría el vicepresidente Pablo Iglesias.

Las dos subidas sucesivas del SMI suponen un atentando contra el mercado laboral

Es así como el gobierno de la izquierda "progresista" entiende la solidaridad y el reparto de la riqueza. Ni una sola palabra, ni una sola referencia a ese ejército pasivo dispuesto a hacer cualesquiera cosas a cualquier precio. Un grupo de desheredados que como no tienen capacidad de presión nadie los defiende. Como mucho se les dará una subvención, una ayuda, el seguro del paro, sin tener en cuenta que ellos lo que quieren es trabajar y con las medidas que se están tomando cada vez les va a resultar más difícil.

Pero no termina aquí la locura. Las subidas van a seguir hasta situar el SMI en 1.200 euros mensuales al final de la legislatura, que representa el 60% del salario medio, como tienen los países ricos de la UE y que prácticamente gozan de pleno empleo. Esto significa que el coste para los empleadores, incluyendo pagas extraordinarias, Seguridad Social e impuestos será de cerca de 2.000 euros mensuales. A muchos no les salen las cuentas. Por ejemplo, las empleadas del hogar o los trabajadores agrícolas van a sufrir un duro golpe porque van a perder su empleo o van a tener que sumergirse. Todos aquellos empleos con poco valor añadido se van a quedar en el paro o haciendo trabajos peligrosos o que nadie quiere hacer. Estamos en una situación que recuerda al film de H.G. Clouzot interpretada magistralmente por Yves Montand El salario del miedo (1953).

Pero es solo el principio. Si a los empleados públicos, que tienen el empleo fijo, se les ha subido el salario el 2,2% es de imaginar que en el sector privado se negocien incrementos entre el 3 y el 4% con una inflación que no llegará al 1%. Y si esto no fuese poco, todas las medidas que se adoptaron en el 2012 durante la gran crisis para crear empleo se quieren eliminar, así como incrementar el coste del despido e introducir mayores cargas y rigideces para los empleadores.

Si hace unos años la economía española tenía que crecer al 2,5% para crear empleo, cota que se ha rebajado actualmente al 1% gracias a las distintas reformas laborales, después de lo que pretende hacer la ministra Díaz volverá a subir de nuevo disparando las tasas de desempleo. Una auténtica conspiración contra el empleo justo cuando la economía se está desacelerando a marchas forzadas. Y al final serán los empresarios los culpables por no contratar.

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