
El coronavirus Covid-19 ha dejado en papel mojado los presupuestos para este año y el que viene. Según ha reconocido Nadia Calviño "nadie puede cuantificar el impacto económico de esta epidemia". Aunque lo que sí se sabe, según el consenso de economistas, es que será muy alto. Incluso se teme una recesión similar a la del 2008 con las hipotecas basura. Por tanto, lograr un crecimiento económico del 1,6% parece más que improbable. Todo parece indicar que no habrá creación de empleo y que se incrementará el paro. Si esta hipótesis se confirmase el objetivo de reducir el déficit público al 1,8% del PIB es pura fantasía.
Como en la película de Ron Howard interpretada por Tom Hanks será el Inferno (2016) para Pedro Sánchez y su socio Pablo Iglesias. Este Gobierno no está preparado para un escenario de recesión económica. Lo previsto era que la economía siguiese creciendo, menos, pero creciendo, y que se siguieran creando más de 100.000 empleos al año. Una bonanza que permitiría mantener el "círculo virtuoso" que heredaron del Gobierno de Mariano Rajoy. Por el contrario, si se incrementa el paro nos introduciríamos en un "círculo pernicioso" donde toda la política económica autorizada por Nadia Calviño se vendría abajo como un castillo de naipes. Se puede repetir lo que le pasó a Zapatero con la Gran Crisis. Su problema no parece que vayan a ser los problemas identitarios con Cataluña, sino los problemas económicos en general y de desempleo en particular.
Este gobierno no está preparado para el escenario de crisis económica que el virus propicia
Ante esta situación lo más sensato sería dejar las cosas como están y esperar a ver cómo evolucionan los acontecimientos. Habría que mantener la prórroga presupuestaria un año más y comenzar a preparar en serio los Presupuestos Generales para el 2021. Lo mismo habría que hacer con la reversión de la reforma de las pensiones, del salario mínimo o de la reforma laboral. ¡Quieto parado! Como dijo San Ignacio: "En tiempos de tribulación, no hacer mudanzas".
Pero Sánchez tiene la coartada perfecta. Si antes de la epidemia eran muy poco probable que se cumplieran sus previsiones macroeconómicas-presupuestarias, después del coronavirus es prácticamente imposible. Pero ahora tiene una excusa para justificarlo: "¡Todo se debe al virus!". Un argumento muy difícil de rebatir. Sánchez ha focalizado el problema en el terreno sanitario, aunque exista un mayor peligro por el impacto económico que por el contagio.