El azote laboral que supuso la pandemia para muchos trabajadores se tradujo en una abrupta caída de los ingresos procedentes del empleo, que fue amortiguada en un 70% por las ayudas públicas, que salieron al rescate de quienes perdieron su trabajo. Lo que no consiguieron las medidas de estabilización fue vencer a la incertidumbre para activar el gasto.