Marcelino Tamargo
La sociedad cambia a una velocidad tan alta que resulta imposible legislar a su ritmo. Entiendo que buscar soluciones justas a problemas nuevos en tiempo récord es complicado, pero lo que no puede hacerse es optar por la salida más fácil que consiste en prohibir todo aquello que molesta o levanta suspicacias, sobre todo cuando algún lobby considera que se ataca a sus intereses. Descárguese gratis el último número de Iuris & Lex