La economía de la eurozona se ralentiza con el incremento de las tensiones comerciales con Estados Unidos y la sombra de incertidumbre que arroja sobre el futuro. Los países del euro registraron un ligero crecimiento, del 0,1% en el segundo trimestre del año, una cifra que supone una desaceleración frente al avance del 0,6% del arranque del ejercicio.