
La economía de la eurozona se ralentiza con el incremento de las tensiones comerciales con Estados Unidos y la sombra de incertidumbre que arroja sobre el futuro. Los países del euro registraron un ligero crecimiento, del 0,1% en el segundo trimestre del año, una cifra que supone una desaceleración frente al avance del 0,6% del arranque del ejercicio.
La economía de la eurozona contiene su expansión entre abril y junio, según los datos publicados este jueves por la oficina comunitaria de estadística Eurostat. La tendencia se replica en el caso de los Veintisiete. El Producto Interior Bruto (PIB) del conjunto de la UE anotó un ligero rebote del 0,2%. Un alza que, de nuevo, contrasta con el crecimiento del 0,5% con el que empezaba el 2025.
Esta desaceleración del crecimiento coincide con un periodo en el que las tensiones entre Washington y Bruselas estaban en uno de sus puntos más álgidos. La Casa Blanca no solo había anunciado aranceles al acero y aluminio, sino también a vehículos y su arancel universal del día de la Liberación. Y la Comisión Europea respondía con dos rondas de represalias que pretendían, en un inicio, asestar un golpe conjunto de 120.000 millones de euros a la economía estadounidense.
Pero estas tensiones se han ido aliviando y las empresas europeas se han ido adaptando a una coyuntura en la que las tensiones con Washington son la tónica habitual. A su vez, esta situación podría evitar nuevos recortes de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE).
España se sitúa como la economía del euro que más crece, con un avance del PIB del 0,7% en el segundo trimestre del año, que viene precedido de un crecimiento del 0,6% en el inicio de 2025 y del alza del 0,7% a cierre de 2024. Sin embargo, en un análisis del conjunto de la UE la perspectiva cambia. Rumanía se sitúa a la cabeza de los países que más crecen con un aumento del PIB del 1,2%, seguido por el 0,8% de Polonia, ya España en tercer lugar y Portugal y su avance del 0,6% en cuarto.
Entre las grandes economías del euro, la alemana ha vuelto a dar signos de empeoramiento. Pese a haber encadenado dos trimestres con avances positivos, del 0,2% en el último tramo de 2024 y del 0,3% en el primer trimestre del 2025, experimenta un ligero recorte del 0,1% entre abril y junio. Una tendencia que constata como el motor económico de la UE trata de recuperar el pulso tras el golpe que supuso la dependencia energética de Moscú, la subida de tipos de interés y la nueva relación comercial con China, con quien Berlín mantiene lazos muy estrechos, especialmente en su sector del automóvil.
La subida arancelaria del 15%, como parte del acuerdo entre EEUU y la UE para evitar una guerra comercial, tampoco arroja perspectivas más halagüeñas. Alemania es la economía más expuesta al mercado norteamericano. Además, todavía se mantiene la incógnita sobre que gravamen se aplicará a las importaciones de vehículos comunitarios. Un tema en negociación con Washington y todavía en el aire, aunque desde Bruselas defienden que no es posible que la Casa Blanca aplique una tasa superior al 15%.
La economía francesa ha anotado un crecimiento del 0,3% en el segundo tramo del año. Recupera el pulso tras las cifras registradas en los trimestres anteriores. Cerró el 2024 con una ligera contracción del 0,1% y arrancó el 2025 con un rebote del 0,1%. La escalada arancelaria ha supuesto también un punto de inflexión para la economía gala que, ahora mismo, mira de cerca las negociaciones sobre los aranceles que se impondrá al vino y las bebidas destiladas.
Italia, por su parte, registra una tendencia similar a la de Alemania. El PIB italiano se contrajo un ligero 0,1% en el segundo trimestre del año, después de haber arrancado con un incremento del 0,3% y haber cerrado el pasado año con un alza del 0,2%. Los productos del sector agroalimentario, así como sector farmacéutico, moda o coches, son los sectores más expuestos a la incertidumbre que genera la relación comercial con EEUU.
Entre las economías del conjunto de la UE que han registrado un peor comportamiento se encuentra Irlanda, con un recorte del 1% del PIB, pese a que creció un 7,4% en el trimestre anterior. Le siguen economía alemana y la italiana con los peores comportamientos, con un retroceso del 0,1% del PIB.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, fue optimista en sus perspectivas económicas para los países de la moneda única. Decía a los periodistas que la economía de la eurozona había evolucionado mejor de lo esperado. Así, el organismo mantuvo los tipos de interés en el 2% en su última reunión antes de las vacaciones de verano. Las últimas proyecciones de Fráncfort apuntan que el crecimiento de la zona euro será del 0,9% en 2025, del 1,1% en 2026 y del 1,3% en 2027.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional avisaba de que la economía europea corre el riesgo de estancarse este año por la ralentización del crecimiento, la debilidad de la inversión y las tensiones comerciales. La caída de las exportaciones y una menor demanda del consumo abocarían a la eurozona a cerrar el año con un crecimiento del 0,8%.