Economía

España aún incumple más de la mitad de las exigencias para acceder a los fondos 'Next Gen' pendientes

  • En un año se termina el plazo para que los países cumplan todos sus compromisos
  • Bruselas insta a los Gobiernos a modificar sus planes y dejar atrás los hitos inalcanzables
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
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El plan de Recuperación, ese programa impulsado por la UE para dar un revulsivo económico a los países de la UE tras el golpe de la pandemia, se encuentra en su tiempo de descuento. Falta tan solo un año para que se termine el plazo para que los Gobiernos puedan solicitar los fondos Next Generation. Y a España le queda mucho trabajo por hacer. En los próximos doce meses debe cumplir más de la mitad de las exigencias comprometidas con Bruselas en estos seis años si quiere acceder a toda la financiación disponible.

Concretamente, a fecha de agosto de 2025, España ha cumplido solo el 44% de los hitos y objetivos que le dan acceso a dinero europeo. Incluyendo el quinto pago que Bruselas desembolsó la semana pasada, nuestro país habría cumplido en torno a 260 hitos del total de casi 600 que componen el plan inicial y que dan acceso tanto a transferencias a fondo perdido como a préstamos.

A efectos prácticos esto se traduce en que España ha recibido algo más de 84.000 millones de euros del total de 160.000 millones de los que está dotado el plan. Es decir, ha obtenido un 52% de la financiación asignada, considerando préstamos y fondos Next Generation. Es cierto que va más avanzada en el despliegue de las transferencias a fondo perdido, sin embargo, el hecho de haber dejado la solicitud de préstamos para el final puede jugar en su contra, tanto por la subida de tipos de interés respecto a cuando arrancó el plan de Recuperación, como por el mero hecho de que aglutinar gran cantidad de hitos y objetivos hacia el final del calendario complica todavía más su cumplimiento.

Lo que es evidente es que España tiene mucho trabajo por hacer. Va rezagada respecto al calendario inicial del plan de Recuperación. Tiene a su disposición la mitad de la financiación y tan solo un año para poder solicitarla. También, solo un año para poder cumplir con el 56% de los compromisos pactados con Bruselas, que darían acceso a esos 76.000 millones de euros que todavía no ha pedido.

Lo cierto es que Moncloa lleva un retraso de un año y medio respecto al calendario inicial del plan de Recuperación. El quinto tramo, el mayor en su dotación hasta la fecha, se desembolsaba la semana pasada, pese a que, en un principio, estaba agendado para el primer semestre de 2024. Lo que ha hecho el Gobierno es aglutinar hitos y objetivos del sexto, séptimo y octavo pago en este quinto tramo, tras una modificación pactada con Bruselas en la que se daban por cumplidos los compromisos. Este movimiento le ha permitido acceder a 23.100 millones de euros, 16.000 en transferencias y el resto en fondos Next Generation. A fin de cuentas, a ganado un poco de tiempo al reloj.

Y es una práctica a la que Moncloa deberá recurrir de nuevo si quiere acelerar los plazos y, como prometió al inició del plan de Recuperación, acceder a toda la financiación disponible para España. La Comisión Europea alentaba a los países, el pasado junio, a presentar modificaciones de sus planes para poder adelantar hitos y objetivos, para reestructurar y dejar atrás aquellos que se den por imposibles. En definitiva, para no perder más tiempo y aplicar la máxima eficiencia para acceder a la máxima financiación posible.

España ya manifestó su intención, por un lado, de modificar los próximos pasos para recibir toda la financiación posible. Tras el desembolso de la semana pasada, el ministerio de Economía aseguraba que ya trabaja en la presentación del sexto pago, aunque no ha dado más detalles de si incluirá modificaciones, si adelantará hitos y objetivos o planteará una nueva estructura.

El pasado junio, la Comisión Europea mandaba a España un mensaje claro: debía acelerar sus trabajos en el plan de Recuperación. "A poco más de un año hasta la fecha límite de agosto de 2026, el tiempo se acaba. Por eso hemos recomendado a algunos Estados miembros que aumenten sus esfuerzos de implementación. No hay tiempo que perder", apuntaba el comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, en relación a un listado de países entre los que se encontraba España.

Habiendo ya descartado por completo esa extensión del plan de Recuperación más allá de 2026, como pedían algunos países, lo único que queda es actuar: culminar los trabajos. A cierre de agosto deben estar todos los hitos y objetivos cumplidos, el 30 de septiembre es la fecha límite para que los Gobiernos soliciten el último desembolso de fondos Next Generation y el 31 de diciembre termina el plazo para que la Comisión Europea ejecute los pagos.

"Los planes solo deben incluir medidas alcanzables para el 31 de agosto de 2026", anunciaba Bruselas en junio. Al tiempo admitía que será flexible con las medidas que sean difíciles de completar y que no tengan que ver con reformas vinculadas a las garantías del Estado de derecho o las vinculadas a las recomendaciones específicas por país que hace la Comisión Europea.

Más allá de 2026

Pero la Comisión Europea es consciente de que hay apetito por continuar el plan de Recuperación más allá de 2026, o al menos arañarle un poco de tiempo a ese plazo. No es que Bruselas pueda hacer algo por captar más financiación en los mercados más allá de cierre del próximo año, sin embargo, ha dispuesto varios mecanismos que permitirán dividir los proyectos si no se consiguen finalizar a tiempo.

Uno de ellos sería utilizar financiación nacional para cerrar los flecos que hayan quedado pendientes ya entrado el 2027. Otra de las opciones es transferir fondos europeos para completar estas iniciativas. Fondos que no se correspondan al plan de Recuperación sino que sean complementados con fondos estructurales dentro del nuevo marco presupuestario actual, de 2021 a 2027.

La Comisión Europea planteaba, además, apoyarse en inyecciones de capital a bancos nacionales intermediarios del Banco Europeo de Inversiones. Una idea que ya puso en práctica Portugal. Y, finalmente, los países podrán también ajustar la cantidad de préstamos que finalmente desean pedir.

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