El sanchismo, tan proclive al engaño, define a su Gobierno y a sus sostenedores como "coalición de progresistas". Tengo más que dudas de que el neo feminismo de las podemitas que han ocupado el Ministerio de Igualdad sea progresista, pero lo que sí sé es que el separatismo catalán y vasco tiene de progresista lo mismo que yo tengo de obispo. Félix de Azúa, que conoce bien el separatismo catalán, ha escrito que "los nacionalistas fanáticos viven en un pasado imaginario porque para ellos el futuro es el puro recuerdo de un tiempo que nunca existió, excepto en sus fantasías. Por eso no hay nada que negociar con esa gente".