Redactor de Bolsa & Inversión

El colapso de la alianza 2M entre la naviera más grande del planeta, MSC, y la danesa Maersk ha obligado a poner en marcha un reajuste de trayectos y acuerdos de reparto de carga en la industria del transporte marítimo cuyo valor de mercado se acerca a los 2,3 billones de dólares estadounidenses y concentra hasta el 90% del comercio global por volumen si se tiene en cuenta lo transportado por buques portacontenedores, graneleros y petroleros.

El cierre de la temporada de resultados en Estados Unidos está en su ecuador y las principales cotizadas de Wall Street han conseguido hasta la fecha superar las expectativas del mercado. Con el 49% de las compañías del S&P 500 con sus cuentas publicadas hasta diciembre, los beneficios de Wall Street baten en un 7,4% lo esperado por las firmas de análisis. También por ingresos, aunque en menor medida, en un cuarto trimestre de 2024 en el que las grandes capitalizadas de Wall Street siguen demostrando el crecimiento de su negocio.

La crisis bursátil se descontaba a primera hora de este pasado lunes tras las arengas diplomáticas que durante el fin de semana el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, lanzó para su audiencia y contra México, Canadá y China, en estos momentos, el tridente que, según él, amenaza a la mayor potencia económica del planeta. Sin embargo, después de hablar con los responsables políticos de Ciudad de México y Ottawa -y tras arrancarles compromisos interesados- decidió pausar la aplicación de estas tarifas que tanta amenazan suponen para el comercio en la región y los inversores se tranquilizaron.

Salva de aranceles de Estados Unidos contra la que el mundo se ha puesto en guardia. "Un muro" comercial con el que Washington dice protegerse de la ofensiva de sus países vecinos u oponentes históricos, como es el caso de China, aunque no cierra la puerta a abrir otras grandes brechas con aliados históricos como la Unión Europea, en esta ocasión aún sin un calendario encima de la mesa.

La calma que vivieron los inversores tras la jura de Donald Trump el pasado 20 de enero cuando recuperó la presidencia de Estados Unidos y postergó la aplicación de aranceles contra China en el primer día de su mandato se rompió el pasado sábado desde el momento en el republicano dio el primer garrotazo a Pekín anunciando una nueva guerra comercial que el gigante chino ya ha llevado ante la Organización Mundial del Comercio y por la que ha anunciando nuevas "contramedidas" a la "acción errónea" de Washington de aplicar un gravamen adicional del 10% a las importaciones del país asiático.

La toma de posesión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y la pausa en la adopción de medidas arancelarias que podrían sumir a la primera potencia económica del planeta en un entorno proteccionista sin precedentes en la historia reciente de Occidente parecen haber tranquilizado a los bonistas que vivieron un inicio de año marcado por la inquietud. Tras una racha de altibajos, el bono a 10 años americano parece haberse estabilizado, de nuevo en la zona del 4,5%, con rendimientos que rondan los mínimos de este año para el 'T-Note''.

La crisis en el mercado tras la irrupción de DeepSeek ha provocado un terremoto esta última semana en los mercados donde las posiciones concentradas en tecnología se diluyeron a principios de semana ante la incertidumbre que genera la nueva inteligencia artificial generativa china. Mientras tanto, los fondos de gestión activa de bolsa global consiguieron alcanzar rendimientos superiores.

Más de un inversor sintió el lunes a primera hora la necesidad de vender sus participaciones en tecnológicas, empresas de semiconductores e inteligencia artificial, principalmente, después de que la ballena china de DeepSeek revelara al mundo sus capacidades (similares a las de un chatbot estadounidense), pero a más bajo coste, lo que provocó una fuerte liquidación de acciones y el destrono de Nvidia tras perder en unas horas 589.000 millones de dólares, la mayor destrucción de valor de un título de la historia de la Bolsa.

Del entusiasmo a la decepción de la inteligencia artificial. DeepSeek, la IA low cost de China ha traído de cabeza en los últimos días a los mercados mundiales pendientes, más que de otra cosa, de los fundamentales de unas compañías -la mayoría de ellas estadounidenses- que, tras rascar un poco, se ha visto que podría no ser la tierra prometida.

La irrupción de DeepSeek fue el primer susto bursátil del 2025. La startup china de inteligencia artificial planteó el primer cisma de la IA, ya que enfrenta a la industria occidental que invierte (e invirtió) millones de dólares en desarrollar esta tecnología con la alternativa china que promete lo mismo de una manera más barata y más sencilla. Las grandes compañías europeas, surcoreanas y de Wall Street ligadas a la inteligencia artificial se desplomaron en bolsa el pasado lunes. No obstante, se recuperaron en parte de ese susto a lo largo de la semana. Los beneficios de las desarrolladoras de software y las fabricantes de semiconductores proyectan unos beneficios que seguirán al alza en 2025 y ejercicios posteriores. Y esto plantea una diferencia con lo ocurrido en la crisis de las puntocom, donde los beneficios de las tecnológicas no estaban contrastados y terminaron por pinchar la burbuja hace 25 años.