
La toma de posesión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y la pausa en la adopción de medidas arancelarias que podrían sumir a la primera potencia económica del planeta en un entorno proteccionista sin precedentes en la historia reciente de Occidente parecen haber tranquilizado a los bonistas que vivieron un inicio de año marcado por la inquietud. Tras una racha de altibajos, el bono a 10 años americano parece haberse estabilizado, de nuevo en la zona del 4,5%, con rendimientos que rondan los mínimos de este año para el 'T-Note''.
Tras un desplome en diciembre y durante la primera mitad de este mes de enero, en parte ante las especulaciones de que las propuestas electorales de Trump -convertidas en leyes federales- pudieran provocar una vuelta de la inflación que tanto tiempo ha costado controlar para la Reserva Federal, las rentabilidades se han recuperado durante los últimos días. De hecho, están más de 100 puntos básicos por encima de sus mínimos de septiembre.
Asímismo, la reacción a la decisión de Trump de aplicar un arancel del 25% a las importaciones de México y Canadá a partir del 1 de febrero, y del 10% contra China, fue contenida porque los inversores dicen estar pendientes todavía de si los anuncios electorales de Trump eran una simple táctica de negociación o una decisión en firme.

Sin embargo, la clara referencia para el mercado de renta fija esta última semana han sido las decisiones divergentes en política monetaria de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo. El organismo que dirige Jerome Powell dio a conocer su posición el pasado miércoles de mantener los tipos de interés en la horquilla del 4,25% y el 4,50% ante la incertidumbre del impacto de la política económica de Trump mientras que la institución de Fráncfort se alejó de Washington y decidió volver a bajar los tipos en otro cuarto de punto porcentual por cuarta vez consecutiva hasta el 2,75%.
"Todavía es prematuro abordar el debate sobre la tasa terminal", comentó la presidenta del BCE, Christine Lagarde. Al calor de sus declaraciones, los bonos europeos mantuvieron la calma con rendimientos para el bund alemán o el bono español ha diez años que apenas se han movido desde la semana pasada.
De hecho, tras el movimiento del BCE varios miembros del Consejo de Gobierno se han pronunciado sobre los futuros pasos que debiera seguir el supervisor. "Mi preferencia personal en estos casos sería emplear la compra de activos de forma contundente cuando sea necesario para evitar riesgos deflacionistas, pero evitar utilizarla de forma excesivamente y de manera persistente, ya que creo que el equilibrio entre beneficios y costes cambiará con el tiempo", ha advertido recientemente el gobernador del Banco de Países Bajos, Klass Knot.