Profesor del IESE
J.R. Pin Arboledas

Tres datos avisan del cambio de ciclo económico en España: a) bajada del turismo; b) el aumento del déficit exterior, desaceleración del crecimiento de exportaciones y aumento de importaciones; y c) repunte progresivo de la inflación. El comercio internacional se resiente. La política autárquica de Donald Trump, eso sí eficaz para EEUU, reduce las expectativas de países como China y, en consecuencia, baja la inversión a nivel mundial lo que ralentiza el crecimiento de Europa, gran exportador de bienes de equipo. El Brexit añade más incertidumbre a las expectativas de nuestros principales clientes; nuestras exportaciones crecerán menos. La subida del precio del petróleo encarece nuestra factura energética y, en consecuencia, aumenta la inflación vía coste de energía, dada la dependencia de España del exterior en materia energética.

JOSÉ RAMÓN PIN ARBOLEDAS

La estrategia de Torra durante la semana pasada en este tórrido agosto fue el preludio de lo que prepara para septiembre. Esa semana mostró dos caras: una en la manifestación ante la cárcel de Lledoners y otra en el reconocimiento a las víctimas.

J. R. Pin Arboledas

Estambul es Santa Sofía, catedral ortodoxa convertida en mezquita (lo contrario que en Córdoba y nadie piensa revertir su uso), abigarrada multitud, cruce de continentes, historia imperial bizantino-otomana. También ofrece un implante capilar barato o degustar comida con sabor a sultanato-califal e ir de compras al Gran Bazar. Lo que es una ingenuidad es invertir allí ahora a largo plazo.

J.R. Pin Arboledas

Hace más de quince años que discuto en clase el caso: La Nueva Policía de Nueva York (1994/1996, Harvard), que explica cómo el Superintendente William Bratton, bajo la Alcaldía de Rudolph Giuliani, aumentó la imagen de seguridad de la ciudad. A la pregunta: ¿Qué vende la policía? Los alumnos responden: seguridad. Pero después de una discusión matizan concluyendo que lo que vende de verdad es: "Sensación de seguridad". No es posible crear sensación de seguridad sin seguridad; pero sí es posible que habiendo seguridad, no haya sensación de seguridad. Especialmente porque esa sensación se evalúa comparando con otras ciudades o con otras épocas del mismo lugar.

J.R. Pin Arboledas

En la canícula, con la bajada de la actividad mirando el mediterráneo, podemos dejar las batallas aldeanas de la cotidianidad: la lucha entre los partidos y dentro de ellos; las causas judiciales de todo tipo; los tuits de Trump y sus contrapartes... Como filósofos griegos ante ese azul del mar profundo tenemos la oportunidad de pensar más allá.

J.R. Pin Arboledas

Contra lo que parece las reuniones Sánchez-Torra no son para pactar, sino para que cada uno de ellos observe al otro y calcule cuándo va a mover ficha el otro. Los movimientos pueden ser: Uno, Torra puede convocar elecciones al Parlament con una lista unitaria, cuyo programa electoral sería declarar la independencia. Si consigue mayoría absoluta en la Cámara catalana y, eventualmente mayoría de votantes, proclamaría la independencia con efecto irreversible, después de elegir a Puigdemont president que, probablemente, seguiría huido. El Gobierno en ese caso tendría que aplicar el 155 nuevamente, en su versión dura. Se disolvería el Parlament y no se convocarían elecciones (sería un disparate hacerlo). Se intervendrían los medios de comunicación de la Generalitat y se iniciaría una campaña constitucionalista; Dos, antes de que Torra pudiera hacer esta maniobra, el Gobierno, con la ayuda del PP y Ciudadanos, vuelve a aplicar el 155 versión dulcificada, pero sin convocar elecciones nuevamente, disuelto el Parlament. Con un poco de tiempo se cambiaría la dirección de los medios de propaganda de la Generalidad (TV3 especialmente). La excusa para esta maniobra sería cualquier paso en falso del Parlament propiciada por la CUP.

José Ramón Pin Arboledas

El viernes por la tarde el Congreso del PP sonó a lamento nostálgico por la pérdida del Paraíso-Moncloa. Cospedal, con su informe de gestión, aprobado por unanimidad y Rajoy con su despedida-agradecimiento, eran como Eva y Adan engañados por los "confabuladores" (así los llamó Rajoy) que urdieron con astucia la moción de censura, como la serpiente en el Eden; habían comido de la manzana de fiarse del PNV y fueron expulsados del jardín por su pecado de ingenuidad.

J.R. Pin Arboledas

Aunque todos los medios hablan de las primarias del Partido Popular no es correcto. El sistema electoral es a doble vuelta. Pero los colegios en que se decide la primera y la segunda de ellas no son los mismos. Es lógico el descarte de los menos votados en la primera y la apelación a una segunda vuelta para elegir el ganador, pero en puridad, para poder llamarlas primarias, debería ser el mismo colectivo de votantes el que votase en la segunda vuelta entre los dos mayores votados en la primera.

J.R. Pin Arboledas

Los números cantan en el PP. Sáenz de Santamaría llama a la unidad porque la suma de los votos de militantes inscritos de Casado más los de Cospedal, trasladados a los compromisarios del Congreso, le da perdedora. Lo mismo pasa con los argumentos de Casado. Su llamada a la renovación votando es porque con el mismo cálculo se ve ganador en el Congreso. Pero que no se engañen. Los compromisarios son influenciables, pero soberanos. Los aparatos territoriales se están moviendo para ganarlos uno a uno. Es la regla de juego de todo colegio electoral de segundo nivel. Pero en el voto secreto del Congreso la intimidad de cada uno decide. Además de su personal carrera política debe analizar otros criterios.

J.R. Pin Arboledas

Este jueves votan unos 64.000 militantes inscritos en las primarias del Partido Popular. Cada elector de las primarias socialistas representó a unos 32 votantes socialistas de las generales. En las del Partido Popular, cada elector de sus primarias representa a 120 votantes populares de las generales; es decir, cuatro veces más. Para un partido que alardea de 800.000 militantes el dato debe hacerle reflexionar. Es verdad que el centro-derecha es más difícil de movilizar y que los partidos descuidan la militancia cuando están en el Gobierno, pero la diferencia es aplastante. Hasta la votación (¿electrónica?) del referéndum sobre el chalet de Iglesias-Montero tuvo más asistencia.