
El viernes por la tarde el Congreso del PP sonó a lamento nostálgico por la pérdida del Paraíso-Moncloa. Cospedal, con su informe de gestión, aprobado por unanimidad y Rajoy con su despedida-agradecimiento, eran como Eva y Adan engañados por los "confabuladores" (así los llamó Rajoy) que urdieron con astucia la moción de censura, como la serpiente en el Eden; habían comido de la manzana de fiarse del PNV y fueron expulsados del jardín por su pecado de ingenuidad.
Los aplausos de los compromisarios sonaban como plañideras en el entierro político del líder de su partido en los últimos años. Rajoy después de revindicar su gestión se abrazó con la multitud en una sala abarrotada; desde el estrado miraba con los ojos nublados a los que le aclamaban. Los mismos que el sábado por la mañana lo olvidarían para decidir su futuro. El liderazgo ha muerto ¡Viva el líder!
La política es el arte de lo posible y lo imposible. Después del ejercicio de nostalgia de la primera parte del Congreso Extraordinario popular, vino el realismo: elegir nuevo líder o lideresa. Los dos clamaban por la unidad del partido. Eso sí, siempre que cada uno de ellos encabezaran la lista unitaria. Los gritos de unidad de una candidatura se contestaron por la otra con ofertas de integración posterior a la votación. La petición de unidad era una maniobra táctica de Soraya porque había hecho números y, diga lo que diga, tenía sus dudas. Pablo, por su parte, tenía que contrarrestar a la llamada a la unidad de su contrincante, que siempre es atractiva, con la promesa de integración posterior a la votación.
Todo para enamorar a los 3082 compromisarios. Colegio electoral de segundo nivel en el que todo tipo de maniobras son posibles para conseguir lo imposible. Lo imposible, lo hago hoy, mañana lo demás, pensaba Pablo Casado y así ocurrió.
Poco después se sabía el resultado ¿Y ahora qué? Primero responder al compromiso de integración. Después a rearmar el partido. A la euforia de este Congreso seguirá la sensación de vacío por la pérdida de poder. Para cumplir su función el PP tiene que reabrir su camino en la política española y recuperar electorado. En política cuentan las cartas que se tienen; antes de las elecciones las encuestas y después los votos.
Pero que no se engañe el PP, los que se aliaron para la moción de censura quieren ningunearlo, ante la vigilante mirada de Ciudadanos, su contrincante en el centro-derecha. Ahora que TVE va a dejar de ser "política", es decir se va a decantar a la izquierda, el PP necesita reconstruir su "alianza mediática" y conquistar las redes digitales porque España ya es una sociedad interconectada. Si hay algo de lo que siempre se ha acusado al PP es su dificultar para comunicar bien. Será difícil, más que desde el Gobierno. Andreotti, el demócrata-cristiano omnipresente durante más de medio siglo en la política italiana, cuando le preguntaron si el poder desgastaba, contestó: más desgasta no tenerlo.
El socialismo está ocupando espacio a toda prisa. Sabe que le queda menos de media legislatura, quizás meses, para las próximas elecciones generales; está acaparando todos los resquicios de poder, desde los ministerios hasta Red Eléctrica, pasando por TVE (digan lo que digan), el Instituto Cervantes, Aena, etc… Un reparto de premios similar al turnismo de Canovas/Sagasta del siglo XIX. Ya no se sustituyen a los funcionarios de base cuando cambia el Gobierno, ahora sólo los puestos golosos, los que merecen la pena. Desalojar de ellos a los socialistas aliados con populistas y nacionalistas, incluidos separatistas, no será fácil. Además, como pasa a menudo, al poder se llega más por los errores del que lo tiene, que por el mérito del aspirante.
Casado cuenta con dejar el lastre de la corrupción sobre la espalda de sus predecesores y presentar un rearme ideológico en base a los cinco principios que defendió en su discurso: familia, defensa de la vida, igualdad y libertad de los españoles, unidad de España, prestigio internacional. Tendrá que venderlos de manera ilusionante. Lo mismo que aprovechar los errores del Gobierno. El trabajo no es fácil, pero tampoco imposible ¿Quién le iba a augurar hace sólo un mes que este sería su reto? m