En este caso, el efecto bola de nieve no ha sido necesario. De hecho, ha sido precisamente su diminuto tamaño lo que más ha inflamado la preocupación de una sociedad que, hasta hace apenas unas semanas, poco conocía de su existencia. La crisis de los pellets en las costas gallegas ha contagiado la inquietud por la contaminación por plásticos de los ecosistemas. A escala doméstica, ha servido también para incendiar un atípico proceso electoral que, hasta entonces, sólo tenía de inusual el hecho de no mostrar, no pocos años después, a Alberto Núñez Feijóo en los carteles del Partido Popular. Más allá, el desastre ha trascendido los desfiladeros de Galicia salpicando los debates europeos, en plena negociación de una nueva normativa contra la contaminación por plásticos.