El consumo masivo de aparatos eléctricos y electrónicos, la digitalización y los avances tecnológicos están provocando que la generación de residuos procedentes de estos dispositivos (RAEE) aumente de forma alarmante en el mundo. La ONU calcula que, en 2022, se generaron 62 millones de toneladas de basura electrónica y prevé que esta cifra se incremente hasta los 82 millones en 2030.