Director de la Unidad de Negocio para Asesorías, Pymes y Autónomos de Cegid en España

La reciente decisión del Gobierno de aplazar la entrada en vigor de Verifactu hasta 2026 ha sido recibida con cierto alivio por parte de muchas pymes y autónomos. Y es comprensible: hablamos de un ecosistema empresarial compuesto en un 99% por pequeñas y medianas empresas, que arrastra desde hace años una brecha tecnológica que requiere tiempo y acompañamiento para superarse. Sin embargo, este retraso no debe interpretarse como una invitación a la pasividad. Al contrario, es una oportunidad que debe aprovecharse para avanzar con mayor solidez hacia un modelo de gestión más eficiente y conectado. La factura electrónica, lejos de ser una mera exigencia normativa, es una herramienta transformadora. Su implantación supone un cambio de paradigma en la forma de gestionar la información fiscal y administrativa. Automatiza procesos, reduce errores, mejora el control financiero y ahorra costes. Además, permite a las empresas operar con mayor agilidad, cumplir con los requisitos de la Agencia Tributaria y sentar las bases para una gestión más eficiente y transparente.

Últimos artículos de Opinión
Más artículos de Opinión