Desde hace mucho tiempo, las inversiones de capital privado sitúan la salud financiera, los riesgos legales y el potencial de crecimiento en el primer plano del proceso de toma de decisiones. Sin embargo, un aspecto que se tiene menos en cuenta, pero es igualmente significativo -la calidad del código- ha empezado a reclamar la atención que le corresponde. Del mismo modo que unas cuentas financieras saneadas son un requisito previo para una inversión sólida, un código fuente y una infraestructura tecnológica impecables son fundamentales para impulsar la escalabilidad y el crecimiento futuro.

Director general de Vaultinum Iberia & Latam