Decir que el sector de la energía se encuentra en un profundo proceso de transformación es un tópico. Esta afirmación ha sido válida durante mucho tiempo y lo sigue siendo en la actualidad con un escenario que vuelve a ser tremendamente dinámico. Las principales tendencias que influyen en esa transformación y marcan la evolución de los mercados son recurrentes, la volatilidad en los precios de las materias primas, las tensiones geopolíticas que dificultan el suministro y la operativa, la creciente presencia de las energías renovables o la presión regulatoria sobre el sector en el marco de la transición energética.