La automoción española se encuentra en estos momentos en una posición de debilidad frente a sus principales competidores europeos. Francia, el tercer productor del continente, anunció este martes un ambicioso plan específico de ayudas al automóvil dotado con 8.000 millones de euros, cuyo objetivo es retener la producción en el país e incluso repatriar la de las marcas francesas que producen en el exterior -además de incentivar directamente la compra de coches-. Por su parte, Alemania, el primer fabricante europeo, ultima también el suyo propio, cuyo importe rondará los 2.500 millones de euros, según la información revelada por Der Spiegel. Todo mientras España, segunda en el ranking, está todavía en negociaciones incipientes para un plan que podría quedarse en un presupuesto de 400 millones.