Redactora de mercados, con el foco puesto en las finanzas personales y en los fondos de inversión.

Los fondos de inversión libre (FIL), conocidos también como los hedge funds españoles, no han dejado de crecer en los últimos años. El propio Gobierno quiso impulsarlos, y para ello equiparó la inversión mínima de estos vehículos a la de los fondos de capital riesgo, de modo que las entidades que así lo desean pueden ofrecer a sus clientes este tipo de fondos, con menos restricciones a la hora de invertir, a partir de 10.000 euros frente a los 100.000 euros exigidos previamente. Esta idea, de dar acceso a los inversores minoristas a los FIL, sobrevolaba en la gestora del Banco Santander desde hace un año, pero se acaba de materializar justo ahora.

La banca sigue ajustando las rentabilidades que ofrece en sus depósitos bancarios a la nueva realidad dibujada por el Banco Central Europeo (BCE), que el jueves pasado ejecutó la sexta bajada consecutiva de los tipos de interés, y dejó la puerta abierta a más recortes. Una de las últimas entidades en mover ficha ha sido Banco Finantia, que hasta ahora comercializaba el depósito a un año más rentable del mercado. El banco ha reducido hasta el 2,2% frente al 2,35% anterior la rentabilidad de los depósitos que comercializa sin posibilidad de cancelación anticipada.

La guerra arancelaria que Donald Trump ha declarado al mundo ha destrozado las rentabilidades conseguidas hasta ahora por los inversores en el primer trimestre del año. Se desconoce en qué se materializará -todavía hay más preguntas que respuestas- y, por tanto, se desconoce también el impacto real que tendrá en la economía. Pero su anuncio ha sido suficiente para que la volatilidad -esa gran aliada a la hora de construir carteras, y que a su vez tanto asusta a determinados perfiles de inversor- regrese al mercado y lo agite con fuerza. "Estamos en un momento de reevaluación rápida, pero mesurada, del binomio riesgo-recompensa en las diferentes clases de activos", reconoce Niamh Brodie-Machura, Co-CIO de renta variable de Fidelity, donde recomiendan obrar con cautela a quien se plantee incorporar riesgo. Pero lo cierto es que, con las estimaciones de los analistas en la mano, la recompensa por invertir en bolsa ya es casi el doble que la de comprar bonos. Algo que no sucedía desde 2022, un año nefasto para la bolsa que estuvo marcado por la invasión de Rusia a Ucrania y por una inflación descontrolada.

La rotación que se ha producido desde las empresas tecnológicas hacia las compañías de pequeña capitalización en la última semana, sobre todo estadounidenses, ya se nota también en las rentabilidades que obtienen los fondos que invierten en estas small caps. En cuestión de días, estos vehículos han duplicado sus ganancias anuales, según datos de Morningstar. Hasta el 9 de julio, antes de que empezase la remontada de las small caps, estos productos lograban rentabilidades medias del 4,7% en el año, según datos de Morningstar. Unas semanas después, su marcador de ganancias anuales se ha elevado hasta el 10%.

El mercado de renta fija ha empezado a poner en precio que el Banco Central Europeo (BCE) volverá a recortar el precio oficial del dinero este año, y que incluso la Reserva Federal (Fed) encontrará el camino despejado para seguir sus pasos también este ejercicio. Algo que hasta hace unos meses no estaba nada claro. Tras ello, la expectativa de rentabilidad de una cartera de renta fija global ha empezado a alejarse otra vez del 4%, según los índices de Bloomberg y Barclays, y se sitúa ya en el 3,77% frente al 4,06% que llegó a alcanzar en abril.

Existen más de 350 fondos de renta variable global que se gestionan de forma activa, según datos de Morningstar. Este tipo de fondos se caracteriza porque sus carteras están muy descorrelacionadas del índice de referencia. Y de todos estos vehículos, el más rentable de este año pertenece a una gestora independiente llamada Ethenea Independent Investors, con sede en Luxemburgo. Se trata de MainFirst Global Eq Unconstrained V, un fondo de renta variable global que invierte en tendencias estructurales y que por definición trata de estar invertido en todo momento. Este producto obtiene una rentabilidad del 26,5% en lo que va de año, frente al 14,5% que avanza el MSCI World en el mismo periodo. A largo plazo también ha sido capaz de ofrecer rentabilidades anualizadas del 10% en los últimos tres años.

En España nos cuesta generar riqueza con nuestro ahorro. Es una realidad que se puede palpar de muchas maneras, como por ejemplo a través de la cantidad de dinero que los españoles aparcan históricamente en productos que apenas generan rentabilidad, como son los depósitos bancarios, o incluso mediante el que dejan varado en su cuenta corriente. En ambos instrumentos, junto al dinero que también mantienen en efectivo, los españoles guardan más de un billón de euros. Ese billón de euros representa nada menos que el 37% de la riqueza financiera, según los últimos datos disponibles en Inverco. "El inversor español sigue invirtiendo poco en activos financieros si se compara con otros países del euro", recordaba recientemente Monserrat Martínez Parera, vicepresidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Y mientras esto siga así, y no dé el salto hacia otros activos financieros algo más sofisticados que el depósito, como puede ser la bolsa, la renta fija, los fondos de inversión o los planes de pensiones, el ahorrador español se está privando de la oportunidad de generar riqueza con su ahorro y de incluso protegerlo simplemente de la inflación, que es el objetivo básico de cualquier inversión para evitar perder poder adquisitivo.

Era cuestión de tiempo que la banca sacase la tijera para recortar la rentabilidad que ofrece en sus depósitos a plazo fijo. La cuenta atrás para que esto sucediera se activó el día en el que el Banco Central Europeo (BCE) bajó los tipos de interés por primera vez en ocho años, es decir, el pasado 6 de junio. Desde entonces, la mayoría de los bancos había optado por mantener su oferta sin cambios. Hasta ahora. En los últimos días, EBN Banco ha movido ficha. Y antes lo hicieron otros, como Pibank o Banco Pichincha.

El debate sobre cuándo empezar a alargar la duración en renta fija lleva meses encima de la mesa. En realidad desde finales del año pasado, cuando el mercado empezó a descontar hasta seis y siete bajadas en los tipos de interés en el inicio de este año. Si esto sucedía, era un momento idóneo para anticiparse a esos recortes y empezar a invertir en bonos de mayor duración. El gran riesgo que asumía entonces el inversor en renta fija es que este escenario no se cumpliera, que es lo que finalmente ha pasado. La bajada de tipos se ha ido retrasando cada vez más y no ha sido hasta junio cuando el Banco Central Europeo ha ejecutado un primer recorte, de 25 puntos básicos. Aunque todavía falta visibilidad sobre los próximos movimientos de los bancos centrales, cada vez parece más claro que el ritmo de bajadas podría acelerarse ya en 2025 y esto está llevando a los expertos a alargar las duraciones de nuevo.

En mayo, la inflación volvió a repuntar, por tercer mes consecutivo, hasta el 3,6%. Y ya quedan muy pocos depósitos que ofrezcan rentabilidades superiores a esta cifra. Para encontrarlos hay que buscar fuera de España, en la oferta de la banca europea. Es ahí donde todavía resisten seis depósitos a un año que todavía pagan más de un 3,6%.