En plena escalada de tensión con la vecina Venezuela, agitada por la polémica en torno al supuesto atentado contra Nicolás Maduro, el conservador del Centro Democrático Iván Duque recogió ayer el testigo de Juan Manuel Santos y se convirtió, a sus 42 años, en el presidente más joven de la historia de Colombia. Arranca ahora un mandato de difícil tránsito hacia la reconciliación con la ya exguerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en el que tendrá que reconciliar a una sociedad profundamente polarizada, lidiar con los cultivos de cocaína en su máximo histórico y una oleada de asesinatos de activistas sociales que pone en tela de juicio el relativo concepto de la anhelada paz en el país.