Opinión
Durante décadas, la rentabilidad fue el principal indicador de éxito empresarial. Pero el siglo XXI, marcado por crisis globales, desigualdad persistente y emergencia climática, exige un cambio profundo en el rol de las empresas. Hoy, aquellas que trascienden el beneficio económico y se comprometen con el bien común emergen como líderes del nuevo paradigma. Esta columna explora esa transición —de la filantropía tradicional a modelos híbridos de impacto— ejemplarizado a través de una iniciativa concreta: Plastic2Prosperity.