Aunque la incertidumbre sobre el impacto final que tendrá el coronavirus sobre la economía global sigue siendo total, lo cierto es que los analistas dan por hecho una recesión y la única duda será la profundidad de la misma. En este contexto, aunque el consenso solo dibuja una pequeña caída del beneficio para la bolsa europea, lo cierto es que los inversores deben prepararse para un escenario mucho más crudo.
Tras la brusca caída de los precios del petróleo -tras los nuevas desplomes del lunes se sitúa en la zona de los 23 dólares-, las petroleras se han lanzado a recortar sus niveles de inversión y a suspender sus programas de recompras de acciones tratando de rebajar el precio del crudo que necesitan para cubrir su capex y el pago al accionista. Según los cálculos de Bank of America, las firmas del sector en Europa han logrado rebajar su breakeven en torno a 10 dólares, hasta la zona de los 40 dólares, un nivel todavía insuficiente vistos los precios actuales del crudo.
Durante los últimos años la desesperada búsqueda de rentabilidad de los inversores en renta fija les ha llevado a tener que aceptar mayor riesgo o a conformarse con unos cupones en mínimos históricos y, ahora, la crisis del coronavirus ha añadido otro ingrediente de difícil digestión para el inversor en deuda: una volatilidad disparada. Buscar ahora mismo opciones para invertir en un activo de esta clase que -más allá de la rentabilidad que ofrezca- de tranquilidad al inversor es encontrar una aguja en un pajar, ya que casi todos están en las últimas semanas en el rango más alto de volatilidad desde el año 1999, según los datos de BCA Research.
El BCE pide prudencia en la distribución de dividendos por el impacto del virus
Durante años los analistas habían advertido del riesgo que existía en los productos de deuda ante los bajos niveles de rentabilidad que ofrecían estos productos sin que estas amenazas llegasen a cumplirse.
La decisión del Santander de cancelar el pago de parte del dividendo de 2020 y revisar su desembolso en 2021 ha sido solo el preámbulo de lo que el mercado vislumbra que está por llegar en el sector bancario. Desde el estallido de la crisis del coronavirus los analistas han advertido por activa y por pasiva de que las generosas retribuciones del sector corrían peligro y el mercado ya descuenta recortes de hasta el 70% en los dividendos con respecto a lo previsto al inicio del año.
Las turbulencias que ha provocado en el mercado financiero el coronavirus han pillado de lleno al de deuda corporativa, que ha visto cómo el diferecial del grado de inversión con el bono alemán a 10 años se ha disparado hasta máximos no vistos desde la crisis de deuda periférica en 2012. El mercado de emisiones de bonos se ha cerrado para las empresas, que en estas semanas apenas han podido colocar su deuda ante la huida despavorida de los inversores.