
Durante los últimos años la desesperada búsqueda de rentabilidad de los inversores en renta fija les ha llevado a tener que aceptar mayor riesgo o a conformarse con unos cupones en mínimos históricos y, ahora, la crisis del coronavirus ha añadido otro ingrediente de difícil digestión para el inversor en deuda: una volatilidad disparada. Buscar ahora mismo opciones para invertir en un activo de esta clase que -más allá de la rentabilidad que ofrezca- de tranquilidad al inversor es encontrar una aguja en un pajar, ya que casi todos están en las últimas semanas en el rango más alto de volatilidad desde el año 1999, según los datos de BCA Research.
En medio del pánico y la falta de liquidez que se ha instaurado en mercado, la Reserva Federal y el BCE han salido al rescate y son la esperanza para el inversor. "La Fed puede ayudar a mitigar el endeurecimiento de las condiciones financieras que se ha producido por las ventas en crédito en las últimas semanas. Además, ayudando a reducir los diferenciales y la volatilidad en la deuda de más calidad, podría tener la esperanza de evitar que esto se contagie a otros activos y baje la volatilidad en algunos en los que está en niveles históricos", apuntan desde BCA.

Así las cosas, solo el bono americano ha actuado como refugio real durante esta caída, provocando ganancias de más del 7% desde que comenzó el año. Sin embargo, la deuda soberana de la eurozona sí provoca ligeras pérdidas en el año -del entorno del 1,5%- y el crédito de más calidad provoca números rojos de entre el 7% y el 8,5%. En el caso del high yield la situacion es más dramática y las pérdidas han llegado a alcanzar el 20% a uno y otro lado del Atlántico, si bien se han relajado al 18%.
En la semana del 12 al 18 de marzo -la última con datos disponibles- se produjeron huidas de 163.000 millones de dólares de productos de deuda a nivel global, una salida sin precedentes en la serie histórica, según los datos de Barclays. "Las salidas de dinero se salen fuera de los gráficos. En EEUU las huidas se concentraron en los productos de deuda corporativa. En contraste, los inversores están inundando los fondos de bonos soberanos a corto plazo, ya que la carrera en la búsqueda de liquidez continúa", explican en la entidad británica.
En la semana del 12 al 18 de marzo -la última con datos disponibles- se produjeron huidas de 163.000 millones de dólares de productos de deuda a nivel global.
Todo este cóctel ha hecho que la rentabilidad, sobre todo en el mercado de crédito, se haya disparado, llevando los diferenciales a niveles que no se veían desde la crisis de deuda periférica y la gran crisis financiera. Y la duda para los inversores es si en estos niveles algún segmento ofrece atractivo, si bien tendrán que contar que tragar con la volatilidad es ineludible.
"Las compañías del índice de grado de inversión tienen endeudamientos estables y grandes cantidades de caja para ayudarlas durante los próximos meses. Adicionalmente, el BCE está dando un paso adelante en sus programas de compras y los Gobiernos están anunciado garantías y medidas para ayudar a las compañías en este periodo. Esto debe ayudar a que los diferenciales se estrechen de aquí a fin de año", apuntan en Société Générale. Sin embargo, no son tan optimistas con el high yield, donde esperan que "los defaults crezcan a lo largo del año" y consideran que "el diferencial no se ha abierto suficientemente para que vuelva a ser atractivo". En esta misma línea, en Raiffeisen consideran que "aunque el grado de inversión tiene menos calidad crediticia que en 2008, las compras del BCE deberían apoyar", pero que el high yield "ya no será un beneficiario indirecto de las compras" y que más allá del deterioro en los fundamentales, "el inversor probablemente querrá portegerse ante posibles defaults en el entorno de ventas".
En el caso de la deuda soberana, es indiscutible que el BCE ha dado un paso al frente, algo de lo que deben beneficiarse los países periféricos; y los analistas creen que esto impedirá que los diferenciales -que se habían abierto sustancialmente- sigan ensanchándose. "En términos de mantener la sostenibilidad de la deuda de los países más endeudados, el paso clave ha sido la decisión del BCE de hacer un programa abierto y flexible, lo que debería evitar un ensanchamiento en las primas y podrá absorber una parte significativa de las emisiones que están por llegar. Quizás no sea suficiente, pero pensamos que si se necesita el BCE hará algo más", apuntan en Morgan Stanley.
Así, quizás la oportunidad esté en rascar algo de rentabilidad en la deuda periférica, si bien es cierto que gran parte del diferencial que se había abierto ya se ha borrado: la prima de riesgo italiana llegó a superar los 300 puntos básicos y ahora oscila en torno a los 176. "El riesgo de que los países de la eurozona tengan dificultad en asegurar sus elevados requerimientos de financiación y puedan temer las distorsiones del mercado está decreciendo sustancialmente viendo las medidas tomadas por el BCE", indican en DZ Bank.