La ciencia ha demostrado que a medida que ganamos años también vamos perdiendo cierta sensibilidad auditiva, no solo en volumen, sino en la capacidad de detectar todas las frecuencias posibles, desde los 20 herzios a los 40 kiloherzios. También se ha contrastado que podemos entrenar al oído y evitar ese deterioro. Para lograrlo, puede ayudar disponer de un buen equipo que sea capaz de reproducir esa amplísima gama de frecuencias con suficiente fidelidad.