Opinión | Barry Eichengreen
Donald Trump asumió el cargo con la promesa de aprobar una serie de cambios políticos radicales en EEUU. No ha tardado en descubrir, como sus antecesores, que el sistema político de ese país está pensado para evitar el cambio rápido a gran escala, interponiendo unos obstáculos institucionales formidables, desde el Congreso y los funcionarios de carrera hasta los Gobiernos estatales y los tribunales.