Opinión
Al calor de cosas como las normativas sobre protección de datos y prevención del blanqueo de capitales, y siguiendo también el influjo de los hábitos más extendidos en el mercado anglosajón, constituye la mayor referencia universal en este aspecto, asistimos al fenómeno de que las pautas de las empresas para sus proveedores hayan experimentado en los últimos años un crecimiento exponencial, en la forma de la suscripción de códigos éticos o de conducta impuestos al proveedor, cuestionarios sometidos al proveedor, desarrollo de auditorías de procesos al proveedor y otras prácticas similares. En nuestro país esta tendencia se ha abrazado con la fe del carbonero y la devoción del neófito o el converso, dando lugar a multitud de situaciones poco menos que chuscas, algunas de las cuales vale la pena repasar aquí.